En Ador, una localidad de Valencia en España, la siesta es sagrada. Así lo dispone la última orden municipal que aprobó el pleno de la Municipalidad del lugar, que pretende “garantizar el descanso de todos y poder sobrellevar mejor los rigores del verano”, según indica Joan Faus, el intendente de la pequeña localidad que apenas alcanza los 1.400 habitantes.
Viernes 24 de julio de 2015.
Según informa el diario español “El País”, en este pueblo mediterráneo, el sol pega fuerte entre las dos y las cinco de la tarde, por lo que en esas horas se ruega “paz y silencio” para poder dormir la reparadora siesta. “No es una imposición, es una recomendación”, explica el Intendente, a la par que demuestra sorpresa por la enorme expectación que provocó la orden municipal dentro y fuera de España.
Faus aclara el motivo por el que se dictó la orden municipal: “Ador es una zona naranjera y en estas fechas hay mucho trabajo en los huertos. La gente se levanta al alba para trabajar en el campo y a mediodía regresa a casa, huyendo de las altas temperaturas. Quienes madrugan aprovechan la siesta para descansar y recuperar energías”. Durante las horas de la siesta, bares, comercios y hasta la piscina municipal cierran sus puertas. Nadie ni siquiera se asoma por las calles y reina un silencio sepulcral.
Las repercusiones sobre el asunto no se hicieron esperar. Desde Inglaterra, recibieron calificativos nada amistosos como “perezosos” o “holgazanes”. “Los ingleses alucinan. Interpretan que no tenemos ganas de trabajar. Y no, en absoluto, no se trata de eso”. Para defenderse de los que los califican a él y a los habitantes de su pueblo como vagos, el intendente recita de memoria los beneficios de la tradicional siesta: “la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera saludable un sueñecito de 20 o 30 minutos en mitad del día.” además, agrega que “preserva a los más mayores y a los pequeños, la población más vulnerable, de los peligrosos golpes de calor.
Desde que se dio a conocer la orden municipal, el intendente del pueblo no tiene tiempo de nada, ni siquiera de dormir la siesta. “La hago cuando puedo” aclara, mientras intenta atender a atender a los medios de comunicación, que lo llaman de toda España y del extranjero. En Ador existe un respeto extremo por la siesta. No hay sanciones por incumplir la orden municipal, que no es coercitiva, aunque desde luego un escandaloso no sería mirado con buenos ojos entre las dos y las cinco de la tarde en este pueblo español.