Domingo 15 de julio de 2018.
Hoja de trigo afectada por roya amarilla. Trigo: la sanidad ante todo Hoja de trigo afectada por roya amarilla.
El trigo es un cultivo que cumple un rol fundamental en los planteos rotacionales agrícolas de la Argentina. Se estima para este año un incremento en la superficie sembrada debido a factores relacionados con el contexto climático, el margen bruto que arrojan los ejercicios y la buena relación insumo – producto. Hay que tener en cuenta que la creciente problemática de malezas, es otro factor adicional que empuja a los productores a incluir al trigo en las rotaciones, debido a la supresión de malezas que realiza esta especie durante su cultivo.
Para tener una buena expresión de su rinde hay que promover el uso de todas las tecnologías disponibles. Actualmente, el paquete tecnológico asociado al cultivo es de alto valor; desde la amplia oferta de genética disponible hasta las técnicas de manejo, incluida la fertilización y el manejo sanitario del cultivo. En la zona de influencia de Bragado, al igual que en otras zonas productivas, la tendencia a incrementar el uso de insumos para maximizar los resultados se vio favorecida. Los funguicidas, fitosanitarios para el control de enfermedades fúngicas, están incluidos dentro este paquete de insumos.
En relación al manejo sanitario del cultivo, las últimas campañas proponen un análisis particular. La oportunidad de aparición de las enfermedades se encuentra regulado por la interacción de las tres variables necesarias: un hospedante susceptible, la presencia de la enfermedad y las condiciones ambientales predisponentes.
Dentro de las enfermedades que afectan al trigo, la roya anaranjada (Puccinia triticina) y mancha amarilla (Drechslera tritici-repentis) son las más prevalentes, pero en las últimas dos campañas aparecieron la roya negra o del tallo (Puccinia graminis) y la roya amarilla o estriada (Puccinia striiformis).
Un manejo adecuado arranca con la elección de una variedad que tenga buen comportamiento a una determinada enfermedad. Luego, la elección de la fecha de siembra y la fertilización determinan comportamientos diferentes frente a la misma adversidad. Por último, y como se mencionó anteriormente, se cuenta con el manejo químico a base de funguicidas y dentro de estos, los que se aplican sobre la semilla y los de uso foliar.
En el marco de las buenas prácticas agrícolas, el control de las enfermedades debe contemplar todas las herramientas disponibles para lograr un buen resultado. Esto posibilitará, no sólo tener un cultivo más sano, sino también la oportunidad de lograr el objetivo, respetando al medio ambiente. Debe cumplirse la premisa de rotar los principios activos disponibles en el mercado, evitando la generación de resistencia por parte de los patógenos, como así también, promover la eficiencia y la eficacia de los tratamientos, realizando todos los controles pertinentes a una buena práctica de pulverización.
La correcta planificación y aplicación de todas las herramientas tecnológicas disponibles permiten disminuir los riesgos y aumentar las posibilidades de obtener los resultados esperados al momento de decidir la siembra de los cultivos.