Sábado 14 de enero de 2017.
Constantemente llegan a nuestro medio consultas y quejas sobre personas que fueron mordidas por un perro en la calle. Señoras mayores caminando, niños en bicicleta son comúnmente mordidos o corridos por perros en nuestra ciudad provocándoles caídas y lastimaduras, en algunos casos severas.
Acercamos algunos consejos para prevenir accidentes de este tipo conociendo el real lenguaje de los perros y adelantarse a una posible agresión de un perro.
Como primera norma recordemos que los perros no atacan porque sí. Generalmente esta acción está determinada por varios factores, entre ellos podemos destacar: Dominio por territorio, dominio por comida, dominio por su dueño, fobias, ansiedad entre otras.
Todas estas conductas antes mencionadas generalmente en la mayoría tienen relación con la poca educación que ha sido otorgada desde cachorro al perro de un determinado dueño.
En porcentajes menores tenemos perros que pueden llegar a ser agresivos por estímulos hostiles que están en el entorno que los rodea desde temprana edad. Recordemos que en los perros, el 80 % de su conducta es adquirida y el 20% biológica.
A continuación, algunos factores en los cuales puede llegar a morder un perro:
Causas Orgánicas: problemas de salud o cambios hormonales.
Por no tener una debida socialización desde temprana edad: sobre todo en sus primeros 6 meses de vida.
Dominio dirigido hacia las personas: Sobreprotección de sus dueños al no tener el control del liderazgo sobre el perro.
Dominio por alimentación: la comida para los perros no se transa, debemos liderar este tema desde cachorros.
Por territorio o depredación hacia algún estímulo definido: ejemplo una moto por la calle o tal vez un ciclista.
Por alguna fobia adquirida durante su vida temprana.
Por ocupar un lugar predominante en la manada: Por ejemplo, establecer el liderazgo de esta. (El dueño pasa a ser seguidor y no líder)
Instinto maternal: protección de sus cachorros
En definitiva, un perro puede llegar a morder en determinadas circunstancias, sin importar su raza, tamaño o apariencia.
Por ende, si no se toma en cuenta la educación y se culpa al perro o a la raza de los daños causados, no se está reconociendo la responsabilidad por hecho u omisión.
Por lo tanto, el dueño es el único responsable de que su perro llegue a determinada instancia o nivel de agresividad, por eso es tan importante la tenencia responsable de mascotas y, además, cuando se adopta o compra un animal otorgarle sus necesidades físicas y psicológicas para que pueda compartir con el entorno en forma armónica y equilibrada.
HAGAMOSNOS CARGO DE NUESTRO FIEL COMPAÑERO. NO PERMITAMOS QUE ANDE EN LA CALLE SOLO. SIN LAS DEFENSAS CORRESPONDIENTES (BOZAL Y CORREA).