Martes 18 de octubre de 2016.
Moda y sustentabilidad son dos palabras que solemos escuchar juntas en el cuestionamiento: ¿la sustentabilidad es moda? Pero, lo que no solemos oír tan frecuentemente es su reverso: la moda es sustentable.
La sustentabilidad es un problema apremiante para la industria de la moda global y sobre todo de los grandes del “fast fashion”, que se vieron severamente expuestos en el film The true cost del 2015. El impactante documental generó un llamado de atención global sobre los estragos que hace la industria de la moda en las personas que la producen, el medio ambiente y la sociedad que la consume.
Con un fuerte empuje de este documental, las marcas de moda e indumentaria iniciaron su camino hacia la sostenibilidad. A continuación, las tres grandes tendencias globales en materia de moda sostenible:
1) Promover el consumo responsable
En la era de la fast fashion y de crisis económica, predomina un tipo de consumo barato y descartable. Una de las principales estrategias de compensación impulsadas por las mismas marcas es la de promover la compra responsable entre sus clientes, proponiendo productos nobles como inversión de largo plazo. Entre los abanderados de esta tendencia, Patagonia afirma que no hay mejor manera de reducir su impacto ambiental que creando productos de alta calidad que duren años y puedan ser reparados. Así, invitan a pensar dos veces antes de comprar y organizan “Swap days” en sus locales para que los propietarios de prendas de la marca pueden intercambiarlas por otras usadas y/o repararlas.
2) Insumos amigables con el medio ambiente
El algodón es uno de los principales materiales usados en la industria textil. Y, aunque venga de una planta, la industria algodonera tiene un impacto ambiental extraordinario, dado por el abuso de plaguicidas y fertilizantes industriales, que degradan los suelos, contaminan el agua y son nocivos para la salud de las personas. El algodón orgánico, la principal alternativa, es cultivado en tierras certificadas libres de sustancias tóxicas y de todo tipo de pesticidas e insecticidas, minimizando el impacto en el ambiente y en la salud de las personas. También, los diseñadores sustentables se orientan al uso de fibras naturales alternativas como bamboo, la soja y hasta el cannabis.
Entre las opciones artificiales, la más conocida es el Lyocell, una fibra creada a partir de la celulosa del eucalipto proveniente de bosques gestionados de forma sostenible. No solo es completamente biodegradable sino que tiene un tacto sedoso y mucha resistencia. También, muchas compañías están invirtiendo en el desarrollo de fibras de materiales reciclados, como el polyester procedente de envases PET. Se estima que cuando se utilizan fibras de productos reciclados se ahorra un 20% del consumo de agua, 50% del de energía y hasta 60% de emisiones al aire en comparación al uso de materias primas vírgenes derivadas del petróleo, como la poliamida o el nylon.
3) Transparencia: saber quién hizo tu ropa
El costo real de una prenda barata suele ser muy alto en materia de derechos humanos. En Argentina, las condiciones laborales de los talleres textiles son un agujero negro en el que pocos indagan. Para que el consumidor pueda tomar una decisión a conciencia es apremiante contar con mayor transparencia en la cadena de valor textil y que el productor asuma la responsabilidad sobre la cadena de elaboración de su producto: desde quien cosecha la fibra, quien cose las prendas a cómo se comercializa.
Uno de los principales impulsores de esta demanda es la organización Fashion Revolution, movimiento nacido en Inglaterra a partir del desplome del complejo textil Rana Plaza en Bangladesh que dejó 1127 muertos. Bajo la consigna “Quién hizo tu ropa” invita a los consumidores a exigir a las marcas mayor transparencia y a celebrar a quienes se comprometen con una industria ética y sustentable. Su capítulo de Argentina desarrolló un mapa colaborativo de diseño sustentable llamado “Yo hice tu ropa”. Allí, los consumidores pueden localizar aquellas marcas, negocios y emprendedores que producen de manera responsable. Por ahora, las marcas de shopping no figuran en esta lista.
Son solo tres tendencias de un movimiento mucho mayor, que refleja el interés creciente de los consumidores por elegir con responsabilidad y adquirir productos de los que conozca su origen, la forma en que fueron producidos, y el impacto que tienen en el ambiente y en su salud. Una oportunidad de negocios lista para ser tomada.