La Justicia avanza en la investigación de supuesto manejo corrupto en los Institutos de Formación de la Policía de Buenos Aires.
Altos funcionarios de la policía bonaerense quedaron en la mira de la Justicia por corrupción luego de la denuncia de manejos irregulares de fondos en los institutos de formación que funcionan en Berazategui.
En las últimas horas se efectuaron una serie de allanamientos (uno de ellos, en La Plata) por un presunto esquema de corrupción dentro de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Veinte objetivos fueron el foco de estos operativos, que habían surgido a raíz de la investigación de una fiscalía de Berazategui sobre irregularidades en los cursos de reentrenamiento obligatorios de la fuerza. Denunciaron la venta de certificados y el desvío de municiones, todo por sumas que alcanzarían los millones.
La superintendencia de Delitos Complejos de la policía bonaerense, paradójicamente, quedó encargada de los procedimientos, lo que ha generado cuestionamientos sobre la idoneidad de la institución para autoinvestigarse.
El que ha quedado muy comprometido y debe dar explicaciones es el comisario general Leandro María Sarlo, el superintendente de Institutos de Formación Policial.
Según la denuncia, existía un mecanismo de recaudación ilegal por el que se les cobraba a los policías para no cumplir con las jornadas de capacitación, pero aún así se los registraba como presentes.
En el caso de las jornadas de tiro, se pasaba a cinco policías por turno como presentes, cuando en realidad no lo estaban, a un costo de $8.000 argentinos por persona mensuales.
Además, se acusó a los implicados de recaudar ilegalmente con las municiones. Se estimó que cada día se desviaban 500 municiones, lo que representaría un total mensual de $4 millones.
El fiscal Daniel Ichazo, de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 1 Descentralizada de Berazategui, tomó cartas en el asunto y al menos cinco personas fueron detenidas. Los allanamientos buscaron secuestrar municiones y otros elementos relacionados con las acusaciones.
En uno de los allanamientos, un instructor con trayectoria en la fuerza sufrió una descompensación cardíaca, lo que denota la tensión y la gravedad de la situación. A pesar de que muchos de los allanados eran tiradores deportivos y recargadores habilitados con documentación en regla, se les confiscaron sus armas y municiones.
Este escándalo ha puesto en evidencia la necesidad de una supervisión más estricta y transparente dentro de la policía bonaerense para evitar la repetición de tales actos de corrupción