El Ejecutivo analiza la actualización del impuesto a los combustibles, que estuvo congelado desde 2021, como una alternativa para mejorar los ingresos.
A partir de este jueves, el Gobierno analiza la opción de actualizar el impuesto a los combustibles, lo que podría derivar en un incremento del 9% al 11% en los precios de la nafta y el gasoil en los surtidores.
La ley 23.966, sancionada en 1998, se trata en realidad de dos tributos, el Impuesto a los Combustibles Líquidos y el impuesto al dióxido de Carbono. Estos impuestos, que la administración anterior no actualizó durante 10 trimestres consecutivos desde julio de 2021, deberían ajustarse cada tres meses según la variación del índice de precios al consumidor (inflación) acumulada del trimestre anterior, según lo establecido en el decreto N° 501 de mayo de 2018.
En ese entonces, el Gobierno había tomado la decisión de suspender la aplicación del impuesto para evitar el aumento sistemático en el precio de los combustibles en un contexto inflacionario. Sin embargo, esa determinación se extendió en el tiempo y la última disposición oficial al respecto -que se publicó en noviembre del 2023- establecía que el congelamiento quedaría vigente hasta el 1 de febrero de 2024.
Según la consultora Economía & Energía, si los impuestos recuperan todo el rezago de 2021, podrían aumentar hasta un 377%. “Eso daría un aumento en naftas de aproximadamente $82 por litro y de $60 en gasoil, que equivale a una suba promedio de 8%”, analizó la economista Patricia Charvay.
Por otro lado, las empresas refinadoras indican que si se actualiza el impuesto según la inflación de los últimos 10 trimestres, la nafta debería subir $95 y el gasoil $65, representando un aumento promedio del 11%.