Los últimos episodios de diluvios, vientos fuertes y granizo dejaron 50.000 hectáreas muy afectadas en la zona núcleo. También hay graves daños en Buenos Aires y en el NOA. Pero las tormentas no tienen que ver con El Niño.
La llegada de El Niño a la Argentina, con un importante caudal de lluviasque comenzó a activarse a partir de noviembre, ha cambiado las posibilidades productivas de la campaña 2022/23, mejorando los pronósticos de cosecha de trigo, y fortaleciendo las proyecciones para la soja y el maíz.
Sin embargo, hay preocupación por lo “violento e impredecible” que se ha tornado el fenómeno en materia de tormentas, según advirtió la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Cabe recordar que en las últimas semanas hubo fuertes tormentas en partes de Santa Fe, en la zona de Bahía Blanca, en el sur de Córdoba y también en el sudeste bonaerense, por solo citar algunos casos.
Asimismo, en las últimas horas se reportaron importantes daños en la cuenca lechera del nordeste de Córdoba y oeste de Santa Fe.
LO BUENO Y LO MALO DE EL NIÑO
Según la GEA, tras la tormenta de Navidad, en la zona núcleo 50.000 hectáreas agrícolas quedaron muy afectadas por episodios de granizo y por excesos hídricos.
Allí se estima una pérdida de alrededor del 50% de los lotes.
En tanto, también hay graves daños en el centro este de Buenos Aires y las tormentas causaron “estragos” en el NOA.
Bajo este panorama, por ejemplo, la excelente cosecha triguera que se esperaba en el sudeste bonaerense sigue en jaque: “Cada dos días llueve y no sabemos qué viene”, relatan los agrónomos de la zona.
No obstante, esto no significa que sean todas pálidas, sino por el contrario: las tormentas no dejan de ser fenómenos puntuales, mientras que la llegada de precipitaciones abundantes ha sido pareja para todas las zonas productivas.
“Antes del 10 de diciembre la falta de agua seguía instalada. Pero en 15 días la recuperación hídrica de los suelos fue notable: el agua volvió a llegar a la franja oeste del país”, menciona la GEA.
El problema es que las tormentas no se comportan como muestran los modelos predictivos, incluso horas antes de que se desarrollen. No se ajustan a la cobertura ni a los montos que se esperaban previamente.
“Pero lo que más preocupa es el carácter violento que está mostrando el tiempo en Argentina. Los severos temporales dejan grandes montos de lluvias y suelen estar acompañados por fenómenos de vientos muy fuertes. El combo termina causando inundaciones y graves daños”, explican desde Rosario.
Y agregan: “El otro gran problema es el granizo. En esta última tormenta que se desarrolló en los días de Navidad, resulta inédito el nivel de daño para los técnicos: no recuerdan haber visto mangas tan amplias y con una cobertura de daño tan extensa como la que se dio el fin de semana”.
¿TIENE LA CULPA EL NIÑO?
En este marco, un aspecto importante que aclara la GEA es que esta violencia de los temporales no se puede asociar al evento que proviene del Océano Pacífico Ecuatorial.
“Si bien hay un mayor ingreso de humedad al sistema. Lo que determina el comportamiento de estas tormentas está ligado a otras variables que no tienen que ver directamente con el Pacífico”, explica el consultor Alfredo Elorriaga.
En concreto, “Sigue habiendo corrientes de aire muy frías desde el sur y suroeste favorecidas por la circulación desde el océano Atlántico. Y tanto lo que sucedió 15 días atrás en Bahía Blanca como ahora en Navidad son tormentas que se producen cuando hay una masa de aire muy cálida, húmeda e inestable que se enfrenta con el avance de un frente frío muy intenso”, añade.
“Entonces, el viento aumenta muy rápido su intensidad desde el suelo hacia la parte alta de la atmósfera. Todo esto termina provocando que las tormentas se organicen y se potencien con intensas ráfagas de viento y eventual caída de granizo”, completa.
LOS DAÑOS DE LAS TORMENTAS
En lo que respecta al último episodio fuerte ocurrido en Navidad, desde la GEA señalan que las lluvias tuvieron menos cobertura de lo que se esperaba, pero donde ocurrieron, se dieron con montos importante y las tormentas fueron muy intensas y con granizo.
Hubo dos núcleos de lluvias en el sudeste y noroeste de la región núcleo. En medio quedó una gran extensión con menos de 10 mm que comprende al sur de Santa Fe y NO de Buenos Aires.
En el noreste bonaerense hay marcas que sobresalen con 36 mm en Chacabuco, 30 mm en Junín, 26 mm en Ramallo y 18 mm en Pergamino. Del lado oeste, del centro sur santafesino y en el territorio aledaño cordobés, los registros fueron más importantes: Notinger alcanzó los 60 mm, Idiazabal 42mm, Monte Buey 36 mm y Montes de Oca 34 mm.
En este marco, la zona de la región núcleo con mayores daños está comprendida por las localidades de Cañada Rosquín, Carlos Pellegrini, El Trébol, Irigoyen, Clason y Montes de Oca.
Como ejemplo, agrónomos de El Trébol señalan que no todo se va a tener que resembrar, porque muchas plantas siguen en pie, aunque sin hojas y podrían rebrotar.
El tema difícil, de todos modos, son los excesos. “Hace 10 días hubo un evento de lluvias de 250 mm. A los dos días llovieron 80 mm y ahora, en navidad, 70 mm más. Se perdieron sojas de segunda recién sembradas por completo. Hay áreas que están completamente sumergidas. Llegaron a tener un metro de agua, ahora está bajando muy lentamente”, graficó un experto.
En tanto, para la GEA la otra gran zona agrícola afectada está en el sur de la región pampeana, en el área bonaerense comprendida entre Saladillo, Aldolfo Alsina, Lobería y Balcarce. Por ejemplo, señala que Lobrería sufrió un “martillazo de granizo”.
LA COSECHA DE TRIGO, EN RIESGO
Bajo esta situación, la GEA coincide con el último informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) que advierte sobre un retraso considerable de la cosecha en el 30% del área triguera nacional, que podría derivar en pérdidas de rinde y de calidad.
“Sigue muy atrasada la cosecha en Buenos Aires, hace un año el avance era del 70%; hoy el avance es de solo el 40%. En Balcarce y Tandil, los técnicos dicen que tanto el trigo como la cebada están teniendo muy buenos rendimientos. Pero las tormentas de las últimas dos semanas han ocasionado daños importantes. Hay casos con daños casi totales. En el promedio del partido tal vez no sea significativo, pero para el productor afectado es un gran golpe”, menciona el documento.
En el mismo sentido, especialistas de Mar y Sierras dicen: “Estamos muy preocupados, cada dos días llueve y no sabemos qué viene. Los rindes venían muy bien, excelentes en cebada y esperamos que el trigo copie la situación. Pero en trigo recién se arranca. La zona de Balcarce está algo más avanzada. En Lobería hubo unos tormentones bárbaros con mucho viento y piedra. Es como si hubiese caído un martillazo: quedó un manto de granizo y lotes completamente trillados. A los menos afectados les sacó 1.500 kg por hectárea”.
“Es una pena enorme, los rindes de cebada venían muy bien y lo que se estaba empezando a hacer de trigo también. Los resultados estaban por encima de los 50 qq/ha. En la zona serrana, hacia Tandil, incluso salieron rindes que superaron los 80 quintales. Los resultados estaban siendo excelentes, pero con la piedra y las lluvias, ahora es una incógnita”, remarcan.
EN EL NOROESTE ARGENTINO, TAMBIÉN
Por último, el informe de la GEA subraya que un área que venía siendo largamente postergada por las lluvias era el NOA.
Pero ahora llegaron las precipitaciones, con el problema de que estuvieron acompañadas también del carácter intempestivo de estas tormentas.
“Tucumán y Catamarca recibieron rápidamente montos de 100 y 120 mm que han causado estragos. Chaco también fue alcanzado por lluvias y vientos fuertes. Al menos, el sector agrícola del este de la provincia chaqueña recibió entre 30 a 50 mm en este último fin de semana”, menciona el relevamiento.
Fuente: Infocampo