Martes 13 de Octubre de 2015.
Uno de cada diez chicos padece dislexia, principal trastorno del aprendizaje y primera causa de abandono escolar, por lo que especialistas destacaron la importancia de que padres y docentes estén "muy atentos" al desarrollo del lenguaje de los niños pequeños, ya que "la solución está en que el sistema se adapte a ellos y no ellos al sistema".
"La dislexia es un trastorno neurobiológico de origen genético, la principal alteración de las llamadas Dificultades Específicas del Aprendizaje (DEA). Es considerada la primera causa de fracaso escolar, ya que los niños que la padecen no presentan síntomas físicos, lo que vuelve invisible la enfermedad", explicó a Gustavo Abichacra, presidente del Comité Científico de Disfam (Dislexia y Familia).
El pediatra afirmó que entre el 10 y el 15% de la población es disléxica, y precisó que no todos los pacientes son iguales: "Existen los que se encuentran profundamente afectados y aquellos en que la dificultad puede pasar prácticamente desapercibida durante toda la vida".
"El pensamiento del disléxico es como una película continua que se interrumpe cada vez que aparece una palabra abstracta, y el 50% de nuestro vocabulario está compuesto de esa forma. Esto ocurre en un niño inteligente o muy inteligente y que ha sido estimulado en forma adecuada, por lo que no existe alguna causa física, psiquiátrica o social que lo justifique", detalló.
El especialista agregó que la dislexia generalmente se asocia a dificultades en la escritura (disgrafía), errores ortográficos (disortografía) y dificultad para realizar cálculos matemáticos (discalculia), y que es frecuente que esté acompañada por otras alteraciones como problemas para orientarse en el tiempo y el espacio.
Por eso "en todos los casos un correcto diagnóstico es necesario, ya que la falta de conocimiento propio o ajeno lleva a interpretar erróneamente el problema, y suele atribuirse la causa de los fracasos académicos a una falta de atención, a la ausencia de una práctica adecuada o, lo que es peor, a la carencia de capacidades cognitivas", advirtió.
"La solución está en que el sistema se adapte a ellos y no ellos al sistema", concluyó Abichacra.
La detección temprana es fundamental", por lo que "padres, pediatras, docentes y especialistas debemos estar muy atentos al desarrollo del lenguaje de los niños pequeños y en caso de dudas no esperar para realizar una consulta".
Por su parte la psiquiatra Juliana Nieva insistió en que las consecuencias emocionales en los niños con dislexia están relacionadas "directamente" con la no detección y la no intervención temprana.
"En otras palabras, la intervención temprana mejora el pronóstico de la dislexia y ayuda a prevenir los trastornos emocionales asociados, como por ejemplo la depresión", destacó a Télam.
La también psiquiatra Mariana Ricciardi recordó "el caso de un paciente adolescente que presentaba dislexia con un cuadro de depresión y signos de ansiedad asociados, que hubo que tratar psicológica y psiquiátricamente".
"Él no sólo había abandonado el colegio, sino que también había dejado de ver a sus amistades. Presentaba múltiples dolores y decía que antes de volver al colegio se mataría. Si bien realizamos un abordaje multidisciplinario y presentó una muy buena evolución, sabemos que hubiera sido muy diferente si la intervención hubiera sido más temprana, de manera de poder trabajar con sus propios recursos y fortalezas durante su escolaridad primaria", explicó en diálogo con esta agencia.
El Senado de la Nación dio recientemente media sanción por unanimidad al proyecto de la senadora María Laura Leguizamón, que busca que los docentes tengan herramientas para integrar a las personas con DEA.
"Integrar al disléxico en el marco escolar no consiste en sentarlo en un aula y dejarlo que se las arregle como pueda, sino que implica ayudarlo a adquirir los mecanismos de base de la lectura en las etapas iniciales del aprendizaje y en acompañar después con medidas de apoyo y compensatorias para que prosiga sus estudios", concluyó Leguizamón.