Miércoles, 18 de noviembre de 2020
El arte islámico tiene una cierta unidad estilística, debido al desplazamiento de los artistas, comerciantes, mecenas y obreros. El empleo de una escritura común en todo el mundo islámico y el desarrollo de la caligrafía refuerzan esta idea de unidad. Concedieron gran importancia a la geometría y a la decoración, que podía ser de tres tipos:
- Caligrafía cúfica: mediante versículos del Corán.
- Lacería: mediante líneas entrelazadas formando estrellas o polígonos.
- Ataurique: mediante dibujos vegetales.
En arquitectura, crearon edificios con funciones específicas tales como mezquitas y madrazas, siguiendo el mismo patrón básico, aunque con diferentes formas. Prácticamente no hay arte de la escultura pero las realizaciones de objetos de metal, marfil o cerámica alcanzan con frecuencia una alta perfección técnica. Existe también una pintura y una iluminación en los libros sagrados y profanos.
Caracterización
Para designarlo también se aplica incorrectamente el término arte árabe. Este error procede de una utilización inexacta de su significado, puesto que de las dos acepciones del término árabe, una es geográfica, aplicable a los naturales de Arabia, mientras que la otra es lingüística, referida los que hablan la lengua árabe de su cultura. El arte musulmán o arte islámico de la península ibérica recibe la denominación de arte hispanomusulmán.
Historia del arte islámico
Antes de las dinastías
Poco se sabe sobre la arquitectura antes de la dinastía Omeya. El primero y más importante edificio islámico es, sin duda, la casa del Profeta en Medina. Esta casa, más o menos mítica, fue el primer lugar donde los musulmanes se reunieron para rezar, aunque la religión musulmana cree que la oración se puede hacer en cualquier lugar.
La casa del Profeta tuvo una gran importancia para la arquitectura islámica, puesto que establece el prototipo de la mezquita de diseño árabe, formada por un patio con una sala de oración hipóstila. Este modelo, adaptado a la oración, no nació de la nada, podría estar inspirado por el templo de Husa ( Yemen, siglo II a. C. ) o por la sinagoga Dura Europos ( renovada en el año 245). Construida con materiales perecederos (madera y barro), la casa del Profeta no sobrevivió por mucho tiempo, pero está descrita con detalle en las fuentes árabes. Actualmente, la Mezquita del Profeta se eleva en el lugar donde supuestamente se encontraba la casa de Mahoma.
Los primeros objetos islámicos son muy difíciles de distinguir de los objetos de épocas anteriores sasánidas y bizantinas, o ya omeyas. De hecho, el islam nació en efecto, en las zonas donde el arte parece haber sido poco abundante, pero rodeadas de imperios notables por su producción artística. Es por ello que, en los inicios del islam, los artistas islámicos utilizaron las mismas técnicas y los mismos motivos que sus vecinos. Se conoce, especialmente, una abundante producción de cerámica sin brillo, como lo demuestra un célebre tazón que se conserva en el Museo del Louvre, cuya inscripción nos asegura que su fabricación se remonta a la época islámica. El tazón proviene de uno de los pocos lugares arqueológicos que realiza un seguimiento de la transición entre el mundo preislámico y el islam: El de Susa en Irán.