El consumo cayó y el sector textil es uno de los más perjudicados. Por ende, el valor de indumentaria y calzado sufre mínimas modificaciones intermensuales. Así y todo continúa siendo "un gustito".
En momentos de bolsillos flacos, el argentino de a pie restringe su consumo a cubrir las necesidades básicas. La compra de indumentaria y calzado, salidas recreativas o a comer, los servicios vinculados al entretenimiento vía streaming pasaron a ser casi un lujo. En este marco, el sector textil vio caer sus ventas. De hecho, si se observa el comportamiento de precios en los reportes oficiales del Indec, es una de las divisiones que registra las menores variaciones. A modo de ejemplo, en julio las "Prendas de vestir y calzado" solo subieron el 1,6% cuando la inflación fue del 4%.
Ahora bien, pese a los factores antes mencionados, la ropa sigue siendo costosa en el país. Incluso, si se convierte su valor en dólares es la más cara de la región. Un estudio realizado por Fundar analizó las razones que se conjugan para que este fenómeno ocurra.
La Argentina es menos cara y más competitiva en prendas de tejidos de punto y de niños.
La organización dedicada al estudio, la investigación y el diseño de políticas públicas, se basó en que "las familias argentinas compran alrededor de 77 tipos de prendas diferentes de una gran variedad de marcas y calidades" y recopiló 390.000 precios on line en 33 artículos de ropa a nivel local e internacional.
A partir de ello, observó que, en valores constantes medidos en dólares, una canasta de prendas en la Argentina es 35% más cara al dólar oficial respecto del promedio de la misma canasta en otros países de la región. Y, en términos relativos, es decir en relación con el resto de los bienes y servicios de la economía, en el país los precios de la indumentaria y el calzado son de los más altos del mundo.