22 noviembre 2024

Peregrinación de la diócesis de Nueve de Julio a Luján

“El Evangelio de hoy nos llama a cultivar la interioridad, contemplando aquí hoy el ejemplo de María que guardaba todo en su corazón” afirmó el obispo de Nueve de Julio en la peregrinación diocesana anual a la basílica de Luján el domingo 1° de septiembre.

El domingo 1° de septiembre, como se viene haciendo desde su fundación, los peregrinos de la diócesis de Santo Domingo de Guzmán en Nueve de Julio, se dieron cita en la basílica de Nuestra Señor de Luján encabezados por el obispo monseñor Ariel Torrado Mosconi, sacerdotes y diáconos, religiosas, seminaristas, familias y fieles laicos de las diferentes parroquias para poner sus vidas en la, manos de María y encomendarse a su intercesión, con el lema “Madre: bajo tu mirada buscamos la unidad”. Los peregrinos tuvieron la celebración eucarística por la mañana en la basílica, que culminó con una oración en la tumba del beato Eduardo Francisco Pironio, nacido en Nueve de Julio y sepultado en el altar del Sagrado Corazón de la basílica nacional. Al mediodía compartieron el almuerzo fraterno y festivo, animado con canto, música y baile, en el ateneo de la Acción católica. Y, a primera hora de la tarde, también en la basílica, se expuso el santísimo Sacramento y se rezó el santo Rosario.

En la homilía, el Prelado diocesano, comentando los textos del domingo, comenzó diciendo que Jesús desea que superemos una concepción exterior de la pureza, del actuar y del aparecer, por el camino de la interioridad: “Debemos cuidar la verdadera pureza de los sentimientos, de los pensamientos y de las palabras, estar muy atentos a los movimientos, a cuanto ocurre, en lo más profundo del alma, en nuestro ser más hondo. De allí brota todo. Tanto lo que hiere, lastima y hace daño a los demás, como la pureza de las intenciones y las buenas obras”, afirmó. Llamo a pedir la gracia de poder tener los mismos sentimientos de Jesús: “Un corazón puro y manso como el del mismo Jesús, para configurarnos cada día más con él” y contemplando a María quien nos enseña a limpiar y cultivar nuestro interior “De un corazón puro como el de María brotan el amor y las buenas obras”. Finalmente, en este año de la oración, como preparación al Jubileo del Año santo 2025, exhortó a cultivar el interior, a mirar el fondo de nuestra alma, a ejercitarnos espiritualmente, a purificar cada día el corazón: “El año de la oración es una ocasión para renovar el corazón y la vida por medio de una oración que dilate nuestra interioridad, nuestra alma” concluyó.

Al terminar el momento de Adoración eucarística, el Rosario y la bendición con Jesús sacramentado, el Pastor diocesano, despidió a los peregrinos deseándoles un buen viaje de regreso y animándolos a ser testimonio vivo del Evangelio en sus hogares y lugares de sostenidos y animados por la intercesión y el ejemplo de María.