23 octubre 2024

Argentina perdió otro juicio en Estados Unidos, ahora por Aerolíneas

El revés judicial tuvo lugar en los tribunales de Nueva York a 16 años de la reestatización de la aerolínea de bandera.

Argentina terminó de perder un juicio histórico, uno más, en los tribunales de Nueva York. 16 años después de haber renacionalizado Aerolíneas Argentinas, un tribunal del distrito de Columbia, determinó que el país debe pagarle unos US$348 millones, más multas, punitorios y gastos, a un fondo buitre llamado Titanium Consortium, quién le había comprado el caso al famoso fondo Burford, que a su vez había adquirido la causa en los tribunales de España donde el grupo Marsans, el antiguo y fallido dueño de la aerolínea de bandera argentina, había llevado el caso. Se cierra así, además, una causa paralela ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) dependiente del Banco Mundial, donde originalmente se había llevado el caso.

Ahora se sabe que Titanium había sido quién le adquirió el caso a Burford Capital el 15 de marzo de 2018, al redefinir su estrategia contra argenitna y concentrarse en la causa por la renacionalización de YPF en 2012, y donde se aseguró una victoria judicial por unos US$16.000 millones. Burford, a su vez, le había adquirido la causa al tribunal español donde se cursaba la causa por la quiebra del grupo español Marsans en unos 17 millones en 2015 (y en consecuencia las acciones que detentaba de la demanda contra Argentina por la renacionalización del 2008), con lo que obtuvo una ganancia de casi 740%. El fondo Titanium, original en las demandas contra la Argentina, obtuvo dividendos por más de 2.270%.

Según la interpretación del especialista de FinGuru, Sebastian Maril, el fallo muestra que "Argentina continúa pagando caro la incorrecta interpretación de las leyes internacionales y el incumplimiento de contratos firmados con empresas que apostaron por invertir en el país mediante concesiones de servicios públicos y similares". Según Maril, "los contribuyentes ya han abonado US$17.000 millones en fallos adversos y en compensación por la expropiación de empresas. Y aún falta".

La historia del caso Aerolíneas Argentinas es ejemplar sobre lo mal que se puede llevar adelante un caso de nacionalización de una empresa, más allá de la convicción ideológica que se tenga de llevar adelante una cruzada de este tipo. El 15 de marzo de 2018, a tres días de haber ganado el juicio ante el CIADI, Burford Capital anunció a la Bolsa de Comercio de Londres (donde cotiza) que vendía el juicio a "inversores privados" en unos 107 millones de dólares, y que se concentraría en otra megacausa contra el país: la de YPF por la renacionalización de 2012.

Burford explicaba en la comunicación que habiendo ganado suficiente dinero, y ante la necesidad de derivar capitales a esa otra causa que sería más rentable, elegía desprenderse del caso Aerolíneas Argentinas al no tener la certeza sobre los tiempos en que el tribunal del Banco Mundial resolvería la negativa de Argentina de reconocer la derrota. Esto finalmente ocurrió el miércoles, con lo que Burford perdió dinero al no especular con una solución rápida. Si fue un meganegocio para los que le compraron el juicio y confiaron (quizá teniendo información privilegiada) en que el CIADI no tardaría tanto en dejar firme el caso.

Burford había sido quien inició la causa ante el tribunal del Banco Mundial en 2009, y había obtenido en julio de 2017 un fallo favorable por unos US$140 millones originales. El litigante le había adquirido en US$13 millones los derechos de litigar contra Argentina por este caso al grupo Marsans, a través de la sociedad Teinver.

Marsans no podía concentrarse en avanzar en el litigio por un detalle particular: Gerardo Díaz Ferrán, dueño del grupo, había sido condenado en septiembre de 2015 a cinco años y medio de prisión y al pago de una multa de 1,2 millón de euros por el vaciamiento de su compañía y lavado de activos. La estrategia de Burford fue separar los problemas legales de Marsans en España y concentrar la causa en una acción de una nacionalización de un país a una empresa de capitales extranjeros, sin negociar y liquidar una retribución por ese capital expropiado. La estrategia fue exitosa y Burford logró fallo positivo en 2017. Argentina apeló y el tribunal del Banco Mundial definió que la sentencia quedaba firme.