Ángel Gallardo, uno de los detenidos por el caso de los robacables de la Ruta 33 que terminó con cuatro fallecidos y un herido, declaró ante la Justicia y, si bien confesó que estuvo en el lugar de los hechos, aseveró que el negocio del robo y reducción de metales era de su hijo Fernando, muerto aquella noche del 6 de mayo.
En el marco de la audiencia, Gallardo sostuvo que Bruno Uribe -quien no está imputado en la causa- fue quien organizó el robo que se frustró, y que el contacto con esa persona era su hijo Fernando, uno de los cuatro fallecidos por electrocución.
Además, sostuvo que el intento de sustracción de los cables se produjo con zona liberada a partir del nexo entre Martín Ñancucheo -el subcomisario detenido- y Bruno Uribe. Ñancucheo es dueño del handy encriptado de la fuerza que apareció en la Amarok de los ladrones.
Gallardo y el subcomisario están acusados de tentativa de robo doblemente agravado en despoblado y en banda. Al policía se le suma el agravante de ser parte de la fuerza y el delito de peculado.
Vale destacar que Emanuel Chamorro Sepúlveda, el único herido, fue imputado pero sin prisión preventiva, al igual que Jonathan Mauricio Gutiérrez, quien al declarar comprometió tanto a Gallardo como a Ñancucheo.