El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que perdurará toda la vida. Las personas con autismo no sufren una enfermedad cerebral, de la misma manera que los que tienen la piel oscura no sufren una enfermedad en la piel.
Esta celebración busca contrarrestar la discriminación e impulsar la aceptación hacia las personas que presentan esta condición.
Hoy en día, es ampliamente aceptado que el Espectro Autista no debe ser considerado una enfermedad, sino más bien una condición. Sin embargo, las personas con CEA (condiciones del espectro autista) continúan encontrando barreras para participar plenamente y en igualdad de condiciones en la sociedad, sufriendo estigmatización, exclusión, discriminación, aislamiento, y violaciones de sus derechos.
Algunas diferencias marcadas desde muy temprano
Los niños que tienen TEA muestran desde temprana edad una acentuada falta de reconocimiento de la existencia o de los sentimientos de los demás, así como tampoco presentan mayor necesidad de consuelo en momentos de aflicción. Casi nunca imitan a los otros niños ni a los adultos, y tampoco practican juegos sociales ni de proyección imaginativa.
El problema más notable en el trato con ellos es la falta de comunicación adecuada particularmente en la comunicación no verbal. Su lenguaje suele ser sumamente afectado con distorsiones en la forma y el contenido.
Tienen movimientos corporales estereotipados y muestran profunda afectación en aspectos insignificantes del entorno. Pautan limitaciones marcadas de intereses, con concentración en un interés particular y suelen tener una insistencia particular en mantener las rutinas en absolutamente todos sus detalles.