La ceremonia que consagrará a la beata santiagueña se realizará en la plaza de San Pedro a las 5 y media de la mañana de Argentina. El año pasado se certificó una curación milagrosa por la intercesión de María Antonia y se abrió el camino de la canonización.
La primera santa argentina ya tiene fecha: el papa Francisco canonizará el 11 de febrero a la beata María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, en una ceremonia en la Basílica de San Pedro. A fines del año pasado se había aprobado un milagro atribuido a la intercesión de la beata, por lo que a efectos prácticos solo faltaba poner fecha a la canonización, lo que se anunció este martes.
El pontífice celebrará el 11 del mes que viene a las 9.30 locales (5.30 de Argentina) la “Santa Misa y canonización de la beata María Antonia di San Giuseppe de Paz y Figueroa”, según la agenda de Francisco confirmada en los medios oficiales del Vaticano.
La celebración, que se hará en la Capilla principal de la Basílica, se da luego de que la congregación de las Causas de los Santos publicara en octubre la aprobación de un milagro atribuido a la “intercesión” de la laica María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como la beata de los Ejercicios Espirituales. Esto fue tras una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, cuando el Sumo Pontífice autorizó al mismo Dicasterio a promulgar el decreto relativo al milagro atribuido a la intercesión de la Beata María Antonia de San José (nacida Antonia de Paz y Figueroa), conocida como Mama Antula, Fundadora de la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires; nacida en 1730 en Silipica, Santiago del Estero (Argentina) y fallecida el 7 de marzo de 1799 en Buenos Aires (Argentina)”, según divulgaron en ese momento fuentes de la Santa Sede.
Mamá Antula había sido beatificada en 2016 en Santiago del Estero luego de que el Papa autorizara la publicación de un milagro por la sanación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, quien habría recuperado la salud en 1904 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de esta congregación. En ese momento, Francisco dijo: “Que su ejemplar testimonio cristiano, especialmente su apostolado en la promoción de los Ejercicios espirituales, despierte el deseo de adherirse cada vez más a Cristo y al Evangelio”.
El milagro
La canonización de Mamá Antula se da luego de la certificación de “supervivencia milagrosa” de Claudio Perusini en 2017, que sufrió un “ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico”. Ingresó al hospital José M. Cullen de la ciudad de Santa Fe en coma con un pronóstico reservado, con muy pocas posibilidades de volver a la vida normal debido a las lesiones cerebrales irreparables.
Todos los familiares y amigos de Perusini rezaron pidiendo la intercesión de Mamá Antula. Al cabo de unos días, el hombre mostró una notable mejoría y, tras unos meses de fisioterapia, era independiente, autónomo en su vida diaria y realizaba tareas manuales normales.
Fue monseñor Ernesto Giobando, obispo auxiliar de Buenos Aires y amigo personal de la familia Perusini, quien les acercó la imagen de Mama Antula para que le recen cuando Claudio estaba internado en el Cullen. Desde aquel día el hombre lleva consigo aquella estampita.
Testimonio de vida
María Antonia de San José nació en Villa Silípica, en la actual provincia de Santiago del Estero, en 1730, y falleció en Buenos Aires el 7 de marzo de 1799.
Su nombra al nacer fue María Antonia de Paz y Figueroa y pertenecía a una familia acomodada de la región. Siempre tuvo vocación religiosa y a los quince años vistió el hábito de “beata” jesuita mediante la emisión de votos privados. Retirada al llamado “Beaterio”, comenzó a llevar vida comunitaria junto a otras consagradas.
Tras la expulsión de los jesuitas del país, en 1767, fue de ciudad en ciudad por las regiones pobres del nordeste argentino promoviendo ejercicios espirituales. Su decisión no fue bien recibida por los miembros de su comunidad, donde existía un clima hostil hacia la Compañía de Jesús, pero María Antonia, ya con 37 años, perseveró en su intención y en solo ocho años consiguió ofrecer los ejercicios espirituales a 70 mil personas.
Viajó a distintos lugares de Santiago del Estero y más tarde, a otras provincias como Catamarca, La Rioja, Jujuy, Salta y Tucumán.
Recién al año siguiente, en 1780, comenzaron los retiros en Buenos Aires con increíble éxito. De ahí pasó tres años en Uruguay. De regreso a Buenos Aires, inició la construcción de lo que hoy es uno de los edificios más antiguos de Buenos Aires, la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en la avenida Independencia al 1190.
Falleció el 7 de marzo de 1799 a la edad de 69 años. Sus restos descansan en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Buenos Aires. El proceso de beatificación comenzó en 1905, pero hubo que esperar 111 años para que se concretara: Mamá Antula (el sobrenombre dado por el pueblo santiagueño, que significa “Madre Antonia” en quichua) fue beatificada el 27 agosto de 2016.