Desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) celebramos que el Gobierno nacional haya puesto como objetivo alcanzar el déficit cero, dado que el déficit estructural de las cuentas públicas es una de las causas del imparable proceso inflacionario que nuestro país atraviesa desde hace muchos años.
El sector que CAME representa, las centenas de miles de pymes que generan la mayor proporción de la riqueza del país, hace décadas que tiene un casi nulo acceso al crédito. Por lo tanto, la única fuente de financiación posible es la reinversión de los excedentes. Eso es, en la práctica, ni más ni menos que no gastar más de lo que se genera. Las pymes somos las empresas más aplicadas en esa teoría.
Para las pequeñas y medianas empresas fue muy complejo sobrevivir en una economía con tasas de inflación de dos dígitos mensuales. No sólo que no tenemos injerencia en la formación de los precios, sino que además sufrimos la incertidumbre de no saber si se podrán reponer los productos que se venden. Esa situación ha dejado a muchos de nuestros empresarios sin viabilidad económica ni financiera de sus negocios.
Las medidas expuestas por el ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo, en su primera intervención pública son de una extrema sensibilidad para las pymes nucleadas en CAME. La devaluación provocará un cambio sustancial en los precios relativos de la economía que, sumado a la quita de subsidios y a los recortes de inversión en infraestructura, impactarán de manera significativa en la capacidad de consumo de la ciudadanía. No podemos dejar de lado el hecho de que las pymes operan mayoritariamente en el mercado interno y que estas medidas repercutirán ineludiblemente en el nivel de actividad. Una fuerte caída de esta podría llevar a gran parte de nuestras empresas a un déficit económico difícil de sostener.
Subrayamos la importancia del sector pyme, no sólo por ser un motor fundamental de la economía, sino también por ser el mayor generador de puestos de trabajo privado formal del país.
En CAME estamos a entera disposición del Gobierno nacional para colaborar en el diseño de las políticas públicas que permitan alcanzar el loable objetivo del déficit cero. Así, se podrá mantener en marcha y en funcionamiento el motor más relevante de la economía: las pequeñas y medianas empresas argentinas.