Tras la devaluación del peso y el aumento de las tasas de interés, que la llevò al 118%, la financiación de los saldos de las tarjetas de crédito que surgen de pagar el mínimo del vencimiento mensual también se encareció.
En se plano, financiarse con la tarjeta será mucho más caro: los remanentes pagarán un interés del 107%, que surgen de la autorización del BCRA a los bancos comerciales de establecer el límite nominal anual que están autorizadas a aplicar para los saldos.
Así, en el caso de una deuda de 100 mil pesos de la que solo se pagaran 70 mil, a los 30 mil restantes se le aplicaría el remanente del 107%, lo que implica un aumento del 19% respecto de lo que estaba autorizado hasta antes de la devaluación.
Pero para el usuario el costo puede ser mayor, porque sobre eso el Banco cobra sus propios costos administrativos, lo que puede estirar los pagos hasta más del doble.
Un caso especial son las tasas para deudas que superen los $200 mil o para consumos en moneda extranjera superior a los 200 dólares, en cuyo caso que es del 25% sumado al promedio de tasas que cada banco cobra por sus préstamos personales sin garantías.