Las sofocantes temperaturas que vienen afectando a diversas zonas del mundo obedecen a que la corriente cálida del Pacífico no esperó al segundo semestre de 2023 y potenció el recalentamiento por el cambio climático.
El lunes 3 de julio, cuando la temperatura global promedio alcanzó los 17,01 grados Celsius, superando el récord de agosto de 2016 de 16,92 grados, fue el día más caluroso a nivel mundial.
Así lo informaron los Centros Nacionales de Pronóstico Ambiental de Estados Unidos.
En Francia, España Bélgica, Países Bajos, el Reino Unido, Italia y Alemania, donde mató a cientos de personas e incendió frondosos bosques, las autoridades se vieron obligados a declarar estado de emergencia.
En el sur y el suroeste de EEUU pueden dar fe de la cocina a fuego lento que les está provocando la quema de combustibles fósiles y los científicos de la NASA lo corroboran en sus estudios.
La Conferencia sobre Cambio Climático (COP27), en Egipto en 2022, no contó con los países más comprometidos y el acuerdo de parís (2016) fue una mera fachada y cuestión de imagen.
Las conclusiones conjuntas del Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo indican que no son los países más contaminantes los que pagan el costo de la factura ambiental.
Por ejemplo, Pakistán, que tiene 140 millones de habitantes y es uno de los más pobres del mundo, aporta poco a las emisiones históricas de gases de efecto invernadero.
Pero aún así fue testigo de las inundaciones ocurridas en el 2022 que causaron al menos 1,600 muertes y dejaron pérdidas por más de 10,000 millones de pesos americanos.
La factura de la Naturaleza no tardó en en llegar anticipadamente al Hemisferio Sur, ya que durante marzo no solo tuvieron lugar los registros históricos de las temperaturas máximas, sino también de las mínimas, según informes del Servicio Meteorológico Nacional.
En CABA, por ejemplo, el 11 de marzo se cruzó durante por 12 días consecutivos el umbral de temperatura máxima de ola de calor (32,3 °C).
Por segunda vez en el mes se alcanzó el récord absoluto para marzo (38°C). Como nunca antes, el verano en Argentina había acumulado ocho olas de calor. Las perspectivas no son nada halagüeñas para el próximo.
En jornadas como la de este sábado, en pleno invierno, el termómetro llega a los 25° y los pronósticos apuntan a que se trata nada más que de un aperitivo al verano más que tórrido que se avecina y que pondrá a prueba la resistencia del sistema eléctrico nacional.