Fuentes del Banco Central confirmaron el nuevo desembolso del organismo, que redundó en una suba de las reservas de US$2500 millones como efecto neto luego del pago de un vencimiento
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la última flexibilización de su programa con la Argentina, un alivio crítico para el Gobierno en el prólogo de la campaña presidencia para intentar sostener la frágil estabilidad de la economía, muy sacudida por la sequía. Fuentes del Banco Central confirmaron el nuevo desembolso del Fondo, que redundó en una suba de las reservas de US$2500 millones como efecto neto luego de un pago al organismo.
El board del Fondo, que todavía debe confirmar oficialmente la aprobación del nuevo acuerdo, aceptó así un pedido del Gobierno para bajar este año la meta acumulación de reservas del programa, un nuevo guiño que originalmente el FMI había descartado, pero ahora no tuvo más remedio que aceptar ante el duro impacto de la sequía, y la amenaza de que una devaluación profunda exacerbe la inflación –ya arriba del 100% anual–, aumente la pobreza y deteriore aún más la situación social en un año ya de por sí caldeado.
El Directorio Ejecutivo del Fondo aprobó este viernes en Washington la cuarta revisión del Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF, según sus siglas en inglés) de la Argentina, informó la agencia Bloomberg. La decisión liberó de manera automática un nuevo giro del organismo por 5300 millones de dólares. Una parte de esos fondos volvió a Washington por la cancelación de un nuevo vencimiento de la deuda por alrededor de US$45.000 millones que tomó la administración de Mauricio Macri.
El nuevo respaldo a la Argentina y a la política económica del Gobierno llegó días después de la reunión que mantuvieron el presidente Alberto Fernández y el de Estados Unidos, Joe Biden, en la Casa Blanca. Pese a ceder otra vez, el Fondo reiteró algunas de las advertencias, ya añejas, acerca de la necesidad de implementar políticas macroeconómicas más sólidas, un recurso al que ha recurrido el organismo para dejar en claro que el plan del oficialismo –bautizado por sus críticos como el “Plan Llegar”– es insuficiente para encarrilar la economía y lograr una baja sustancia en el alza del costo de vida.
La aprobación del board llegó luego de que se supo que el Banco Central tuvo que vender en marzo el mayor volumen de reservas desde marzo de 2018, cuando comenzó a ganar volumen la corrida cambiaria que forzó al gobierno de Macri –también golpeado por la sequía de ese año– a regresar al Fondo. El Central cerró su peor primer trimestre en intervenciones de los últimos 20 años.
Esta semana, en el Salón Oval de la Casa Blanca, el Presidente Alberto Fernández le había pedido a Biden que mantenga el respaldo en el Fondo y los otros organismos internacionales en medio de la fuerte sequía, la peor en los registros desde 1929, indicó. Fernández, quien se mostró como un “aliado absoluto” de Biden, condenó además sin miramientos la “invasión” de Rusia a Ucrania –el Fondo aprobó también este viernes un crédito para el gobierno de Volodimir Zelensky– y ambos coincidieron en que existe una “gran oportunidad” para profundizar el vínculo económico.
Fernández le transmitió a Biden la necesidad “armar un puente que nos permita llegar al año entrante” y transcurrir los próximos meses con “más tranquilidad”.
El ministro de Economía, Sergio Massa, regresó a la Argentina –previo paso por Miami, donde brindó una charla en la cumbre Priority que reúne a líderes globales, funcionarios, académicos y empresarios– con la certeza de que logrará obtener fondos frescos de los organismos multilaterales por alrededor de US$3000 millones. Además de esa inyección de líquidez, Massa también convalidará un tipo de cambio más alto para alentar la liquidación de productos agroindustriales y de las economías regionales, un dólar “agro”, heredero del dólar “soja”. El Fondo se había opuesto originalmente a esa medida, pero ante el golpe de la sequía, terminó aceptándola para sumar reservas a las alicaídas arcas del Banco Central.