Cuatro personas fueron detenidas. El plan de fuga llevaba más de seis meses e incluía la huída en helicóptero. La aeronave fue interceptada por la PFA en Moreno. El detalle de las conversaciones de los narcos en whatssap.
El plan fue desbaratado tras un trabajo de inteligencia realizado por personal de la Policía Federal y el Servicio Penitenciario Federal (SPF), que secuestró el helicóptero y detuvo a cuatro personas, integrantes de la organización criminal santafesina.
El capo narco rosarino, Lindor Alvarado, permanece alojado en la cárcel de Ezeiza tras haber sido condenado a prisión perpetua por liderar, desde la cárcel una asociación ilícita que entre el 2012 y 2018. Banda acusada de cometer homicidios, amenazas, extorsiones y balaceras, informaron fuentes policiales y judiciales.
La maniobra de rescate de Alvarado ya había sido intentada el viernes de la semana pasada, informaron las fuentes a Télam, pero fue descubierta por los investigadores que frustraron la fuga.
"Llevaban más de seis meses de planificación", dijo a Télam un investigador judicial, quien confirmó que la idea era utilizar un helicóptero que había sido adquirido en el extranjero mediante "complejas maniobras de lavado de dinero".
Este viernes, los delincuentes volvieron a intentarlo, pero los detectives de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA, con la colaboración de las Direcciones de Seguridad y de Inteligencia del SPF lograron detectar y frustrar la fuga.
El plan incluía la compra de una aeronave en Paraguay y hasta un piloto que iba a rescatar al narco rosarino directamente del patio de la penitenciaría. El objetivo era realizar toda la operación en 20 segundos y luego trasladar a Alvarado a un campo en General Rodríguez para continuar el escape.
En el primer intento frustrado, Lobo, el apodo que usaba el piloto del helicóptero, en diálogo con Alvarado le advirtió que debían abortar el plan. “Qué quilombo, que lo parió, que bárbaro”, dijo el conductor de la aeronave. “Estoy obligado a decirte que yo cuido a los míos y por los míos mato y muero”, le escribió Alvarado, sin rodeos.
En varias charlas, el narco rosarino le planteó a Lobo la posibilidad de buscar alguna alternativa más segura, porque tenía dudas de que el helicóptero no soportara el peso de los dos presos que, tenían previsto fugarse y que se iban a colgar en uno de los “patines” de la aeronave.
Se conoció también que Alvarado le pidió al piloto que comprara una red de soga, que luego proyectaron cómo colgar para evitar que el helicóptero quedara desbalanceado. Lobo le contó además que practicó varas veces el descenso y el trayecto.
Finalmente, como en una toma cinematográfica, los detectives de la PFA, dejaron que el helicóptero despegara de Gualeguaychú y llegara a Buenos Aires. La aeronave fue interceptada en Moreno, y desde ese momento se realizaron acciones conjuntas tanto dentro como fuera del penal de Ezeiza.