Se recuerda hoy la fecha del natalicio del Padre de La Patria, el General José Francisco de San Martín y Matorras.
Todo comenzó en una región geográfica poco reconocida y valorada por la historiografía argentina. Un área histórica, geográfica y social donde la revolución americana se enlaza con las grandes masas de aborígenes, especialmente guaraníes. El conductor de estas fuerzas fue el caudillo oriental Gervasio Antonio de Artigas y su lugarteniente, Andresito Guacurari o Guazurary, primer gobernador de Misiones.
La actual provincia de Corrientes en la República Argentina, era en el Siglo XVII parte del Virreinato del Río de la Plata. En el ángulo noreste de su territorio se llevó a cabo el más trascendente fenómeno socio cultural dirigido por los sacerdotes jesuitas. Allí se conformó la Gobernación o Provincia Jesuítica que comprendía un sinnúmero de pueblos de indios, que bajo la conducción de los sacerdotes se convirtieron en auténticos centros de transformación socio cultural. En ellos, los jesuitas además de evangelizar a los naturales les ayudaron a adquirir destrezas y costumbres que permitieran una mejor convivencia comunitaria y habilidades para la producción económica y el desarrollo de las artes. Además de prepararlos en el uso de armas de fuego para mejor defenderse de los ataques invasivos de los portugueses.
Entre esos pueblos tuvo mayor importancia el llamado Nuestra Señora de los Reyes Magos de Yapeyú (fundada el 4 de febrero de 1627) que fue sede del Provincial de los Jesuitas y que por su ubicación estratégica a orillas del río Yapeyú fue el principal centro político y religioso de la región.
Estos pueblos crecieron económicamente y también en población porque en ellos se refugiaban los indígenas para evitar convertirse en esclavos ya sea de los españoles o de los portugueses.
Las famosas “reducciones jesuíticas” perdieron su razón de ser cuando el rey Carlos III, de España, ordenó la expulsión de los misioneros en 1767.
Sin la presencia de los jesuitas, las misiones decayeron rápidamente, sus moradores se apresuraron a abandonarlas y volver a su vida nómade, al punto que en apenas dos décadas aquellos vigorosos pueblos eran ruinas que habían sido tragadas por la cálida y pesada fronda de la selva. El deño cultural fue mayúsculo-
En ese territorio recaló como gobernador de Yapeyú el capitán español Juan de San Martín, casado con la dama española Gregoria Matorras El matrimonio tuvo aquí sus dos últimos hijos. El menor, José Francisco de San Martín y Matorras nació el 25 de febrero de 1778. Por estas circunstancias, Yapeyú fue la cuna del, más tarde, Libertador de América.
Por eso esta fecha no puede ser relegada al olvido, debemos perpetuarla en nuestra memoria porque nos recuerda la presencia del hombre que hizo de la Emancipación Americana, la misión que dio sentido a su vida y a la que se consagró con convicción y entrega sin límites.
De su infancia casi nada se conoce documentalmente. Podemos suponer que en su hogar aprendió los ritos y tradiciones del dogma católico que profesaron sus progenitores. Tal vez, haya solido caminar las calles de tierras coloradas tomado de las manos de su padre o de su madre; pudo conocer los rigores del ambiente húmedo y pegajoso del contexto paisajístico; observar el vuelo y el silbo de las coloridas aves como así también el rugido de los animales salvajes que poblaban la selva. Posiblemente, algunas jornadas de juegos infantiles con pequeños de piel morena. No tuvo tiempo para más, pues a los cuatro años pasó a España junto con toda su familia. Sería en los ejércitos de aquellas tierras lejanas donde fundiría su alma de guerrero y gran estratega pero también aprendería toda la injusticia del régimen monárquico. Por eso, cuando supo que los patriotas americanos preparaban planes de libertad e independencia, regresó presuroso a estas tierras para luchar por la dignidad y libertad de sus paisanos.
Lo demás es conocido. Portando los ideales de independencia y unión fraternal cruzó medio continente para estrechar a sus pueblos en la alegría de la libertad conseguida.
Hoy, recordamos la fecha del cumpleaños del Padre de la Patria Sudamericana. Lo debemos hacer con enorme compromiso por alcanzar las virtudes ciudadanas que él quería para sus hermanos americanos.
Triste presente
Como cruel paradoja, el presente de su tierra natal correntina está atravesado por una enorme tragedia que amenaza con dejar gran parte de la provincia como tierra arrasada por largo tiempo. La responsabilidad que nos cabe es saber corresponder con buen sentido de solidaridad y justicia para aliviar los pesares de todos los hombres y mujeres de Corrientes, que otrora supiera entregar cuadros heroicos para la emancipación americana.
Tal vez sea el mejor modo de poner en práctica el alto concepto de hermandad que San Martín supo transmitir entre los pueblos americanos.