22 noviembre 2024

Dos jóvenes apuestan a impulsar la "carne" de laboratorio con un residuo del biodiésel

Desde Santa Fe, ya están listos para avanzar con las pruebas; cómo se produce la "carne" de laboratorio y qué oportunidad ven.

Tan solo unos años atrás, hablar de "carne" producida en laboratorio podría haber sonado a una idea de película. La realidad es que se trata de un mercado pujante en el mundo actual, aunque para ganar escala todavía debe pulir procesos y reducir los costos que hoy conlleva desarrollar células animales de forma artificial.

En este camino están trabajando un grupo de científicos oriundos de la ciudad de Santa Fe y pertenecientes a la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Up Bio Meat es el nombre del proyecto con el cual buscan aprovechar los residuos de la industria del biodiésel, central en la provincia, para producir proteínas animales a partir de cultivos celulares.

Su innovadora idea les valió ser uno de los equipos ganadores de la 7ª edición del concurso Mi Primera Empresa de BBVA, en la categoría Triple Impacto. Se trata de un certamen celebrado en diciembre del año pasado, con el propósito de incentivar el espíritu emprendedor de jóvenes de 18 a 35 años de todo el país.

Up Bio Meat: revolucionar la producción de "carne"

La iniciativa busca avanzar en una alternativa a la producción agropecuaria tradicional vinculada a la ganadería, apuntando a un sistema más eficiente. Justamente, en esta línea se mueven las empresas "foodtech" que apuestan a la ciencia y la tecnología para la producción de alimentos. Así, tomaron relevancia los productos “plant-based”, que sustituyen la carne animal por proteínas vegetales, como también la carne sintética, es decir, hecha con células animales directamente fabricadas en laboratorios.

Este último es el segmento al que apunta Up Bio Meat, con una innovación que tiene al alga unicelular espirulina como clave del proyecto. Esta materia prima es famosa por ser usada como suplemento dietario al ser una fuente muy rica en nutrientes como, por ejemplo, vitaminas, proteínas y minerales, además de tener la capacidad de fortalecer el sistema inmunológico.

“La idea es apuntar a alimentar con esta alga a células animales que hoy se usan en la producción de carne sintética. Queremos fabricar este compuesto para que otros actores en la cadena produzcan la carne y utilicen nuestro ingrediente”, señaló a Agrofy News Matías Morelli, licenciado en Biotecnología y doctor en Ciencias Biológicas por la UNL, quien lidera la iniciativa junto a la biotecnóloga Sofía Duarte.

Matías Morelli es el emprendedor de remera negra.

Según explicó el especialista, hoy la industria de la carne de laboratorio utiliza un compuesto a base de suero fetal bovino para proveer de nutrientes a dichas células. Esto, en sus palabras, además de conllevar problemas por el origen de dicho suero y por las toxinas que trae acarreadas, implica un alto costo en la producción, ya que, un solo litro del mismo ronda los mil dólares.

La sustentabilidad es otro eje fuerte del plan de trabajo. Y es que está pensado servirse de ciertos efluentes generados en la producción de biodiésel como medio de cultivo y crecimiento de la espirulina. Más precisamente se centrarán en el glicerol o glicerina cruda, residuo que se descarta en grandes cantidades por no encontrarle un uso estratégico.

Alcances de la "carne" de laboratorio

Estudios realizados demuestran que la espirulina podría reemplazar hasta un 70% del uso del suero fetal bovino, aunque el equipo proyecta ir más allá y mezclar el alga con otro compuesto que potenciaría su alcance, llegando a reducirlo hasta en un 90%. “Nuestra iniciativa se basa en combinarla con otro ingrediente que todavía no podemos revelar. El objetivo a mediano plazo en patentar el producto para así trabajar con aceleradoras y presentarnos a líneas de inversión para crecer”, indicó Morelli.

Por ahora el grupo se maneja con “ANRs”, es decir, Aportes No Reembolsables. Además, como premio por la distinción obtenida en la competencia del BBVA, la entidad les entregó un monto económico con el cual financiarán las primeras pruebas para testear la espirulina y su crecimiento en el glicerol. Las mismas se llevarán a cabo en el Laboratorio de Operaciones y Procesos de la UNL, donde el biotecnólogo actualmente trabaja.

“Ya adquirimos equipamiento y estamos a la espera de avanzar con diferentes evaluaciones científicas, pero muy confiados de nuestro desarrollo. Hoy la carne de laboratorio solo está aprobada para su consumo en Singapur y creemos que en unos años va a tener una expansión muy grande porque, si bien la carne se puede imitar desde células vegetales como hacen algunas empresas, hacerlo desde células animales es mucho más efectivo”, destacó el emprendedor.

Otra línea de proyecto del equipo consistiría en trabajar con lactosuero, un residuo proveniente de la industria láctea. El plan es usar el mismo para producir levaduras y demás ingredientes que se usan para aplicar a productos lácteos y reducir su nivel de sodio. Por ahora está en fase de idea, pero no hay dudas de que la dupla tiene muchas ganas y camino por recorrer.