Se estima que en todo el mundo hay 425 millones de adultos diagnosticados con diabetes, y que hacia el 2.040 alrededor de 640 millones podrían padecer esta enfermedad.
Se estima que en todo el mundo hay 425 millones de adultos diagnosticados con diabetes, y que hacia el 2.040 alrededor de 640 millones podrían padecer esta enfermedad. En Argentina, la condición alcanza a más de 4 millones de personas, cifra que se encuentra en constante crecimiento.
Los datos del Ministerio de Salud indican que 1 de cada 10 argentinos de 18 años o más tiene diabetes y dado que, por varios años permanece sin síntomas, aproximadamente 4 de cada 10 personas que la tienen desconocen su condición. Por este motivo, la prevalencia de la diabetes se convierte en una invitación directa para resaltar la importancia de generar la consciencia y el seguimiento correspondiente.
En detalle, la insulina es la hormona que ayuda a que el azúcar de la sangre llegue a las células del cuerpo, y si esta falla se afecta la manera en la que el cuerpo convierte los alimentos en energía. De esta forma, el surgimiento de la diabetes responde a dos factores: por un lado, puede ocurrir cuando no se produce la suficiente cantidad de insulina; o por el otro, cuando esta no se utiliza de manera eficiente.
De acuerdo con las características propias de cada paciente, existen diferentes clasificaciones de diagnóstico:
Diabetes Tipo 1. Es aquella antes llamada como “insulinodependiente” o “juvenil”. Surge cuando se destruyen las células beta pancreáticas, aquellas que son responsables de sintetizar y secretar la insulina. Esta etapa representa del 5 al 10% de todos los diabéticos.
Diabetes Tipo 2. Antes era conocida como “no insulinodependiente” o “de adulto”. Se origina por la resistencia a la insulina y representa del 90 al 95% de la diabetes en los países desarrollados.
Prediabetes. Se manifiesta en los pacientes con alteración de la tolerancia a la glucosa, las personas tienen estos niveles de glucosa más altos de lo normal, pero no lo suficiente para ser clasificados como diabetes. Estos pacientes tienen mayor riesgo a desarrollar Diabetes
Tipo 2.
Avanzar hacia el seguimiento correspondiente, dando aprovechamiento a las diferentes herramientas diagnósticas con las que cuenta hoy en día el sector de salud es fundamental. El diagnóstico de la diabetes se realiza detectando la hiperglucemia, lo que traduce en tener los niveles de azúcar en la sangre más altos de lo normal. Lograr empezar un tratamiento eficaz es clave para evitar repercusiones y conmorbilidades, principalmente en el corazón y el sistema nervioso a largo plazo.
En la diabetes, los niveles de glucosa en la sangre pueden cambiar rápidamente en cuestión de minutos. Por eso existe la hemoglobina glicosilada o HbA1c, una prueba que le apunta a medir los niveles promedio de azúcar en la sangre de los últimos 2-3 meses para de esta manera, proporcionar un plan de tratamiento más personalizado.
“En la actualidad el sector de la salud persigue un objetivo claro para mantener la búsqueda de un sistema que les permita a los diabéticos y, en general a quienes padecen enfermedades crónicas, lograr diagnósticos más precisos, de modo que puedan vivir de una vida más cómoda. Por supuesto, para abordar este reto se requiere un trabajo conjunto entre las empresas privadas, sociedades científicas, asociaciones, pacientes y autoridades” concluye Hélida Silva, Gerente de Asuntos Médicos en Siemens Healthineers, Latinoamérica.