“A mediados de agosto, la TSM (Temperatura de Superficie del Mar) en el Pacífico centro-oriental se mantiene por debajo de los niveles normales. La evaluación de las variables oceánicas y atmosféricas clave son consistentes con condiciones de La Niña, que se va fortaleciendo”, señala el reporte citado por la ORA.
Y agrega que “una gran mayoría de los modelos predicen que las TSM permanecerán por debajo de lo normal al nivel La Niña, hasta diciembre – febrero 2023”.
“De manera similar a la Perspectiva ENSO oficial de CPC / IRI más reciente emitida el 11 de agosto, esta perspectiva ENSO basada en modelos objetivos también anticipa una continuidad del evento de La Niña con probabilidad moderada durante septiembre – noviembre 2022, continuando durante la primavera y el verano. La categoría más probable a partir de enero-marzo 2023, es Neutral”, completa el documento.
OTRA VISIÓN
Sin embargo, no hay un consenso concluyente sobre que efectivamente el final de 2022 y el inicio de 2023 se encaminen hacia un nuevo episodio La Niña.
El climatólogo Eduardo Sierra, que realiza de manera mensual el informe de perspectivas climáticas estacional para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, opina lo contrario.
En el reporte difundido en las últimas horas, Sierra asegura que aparecieron focos cálidos sobre el Pacífico Ecuatorial que han reducido el riesgo de un tercer episodio La Niña.
Para el experto, “la gradual reactivación de las precipitaciones, la moderación de la intensidad de las irrupciones de aire polar, la vigorización del anticiclón de las costas del Brasil y el avance hacia el Sur de la corriente marina cálida del Brasil, fortalecen la posibilidad de una marcha climática tendiente a la normalidad, a la que puede adjudicarse una probabilidad de ocurrencia en el orden del 80%”.
Desde su punto de vista, la probabilidad de una tercer Niña consecutiva es de apenas un 10%, la misma chance que tiene el regreso después de mucho tiempo de El Niño.
“Asumiendo como caso más probable, la persistencia de una tendencia hacia a normalidad, debe tenerse en cuenta que la transición será lenta. Aunque el invierno continuará observando un lento proceso de reactivación, recién al llegar la primavera las lluvias y la temperatura se acercarán a lo normal”, afirma Sierra.
En cuanto al verano, pronostica que “se desarrollará dentro del rango normal, pero como sucede usualmente al inicio de la estación, tendrá lugar un lapso seco y cálido, que se extenderá sobre gran parte de enero”.
“Esto es normal, y es lo que hace que enero sea preferido para las vacaciones en la playa. Entre fines de enero y comienzos de febrero y el anticiclón del Brasil alcanzará un adecuado nivel de actividad, haciendo que las lluvias retornen, moderando la temperatura, y regularizando el comportamiento del sistema climático, proceso que se mantendrá a lo largo del otoño”, indica.