“Bolívar tiene cinco enormes entradas de agua y con mucha más aceleración que en 1985”, advirtieron.
Imagen ilustrativa.
No caben dudas que el ingeniero Alfredo Carretero, el intendente por el radicalismo entre 1983 y 1987, es uno de los hombres que más sabe del tema cuencas hídricas, manejo de aguas y demás en el Partido de Bolívar. Si bien el mapa de los canales puede haber cambiado en los últimos 35 años, él sabe por dónde entra el agua y pon dónde debe salir, además de conocer al detalle la palangana que es esta zona de la provincia, con poco declive para la salida del agua que ingresa.
Hace menos de un mes hizo una recorrida junto a Juan Carlos Morán y al concejal Luciano Carballo Laveglia por la zona de aguas arriba, observando cómo está la canalización y qué obras se han hecho que puedan perjudicarnos en tiempos de mucha lluvia o de grandes crecidas. Si bien no hubo una exposición inmediata luego de la recorrida, Carretero fue invitado al comité radical para dar una disertación al respecto. No fue un acto estrictamente político-partidario, porque acudieron productores agropecuarios que pueden tener otra ideología; pero que sufren hoy por la situación hídrica y quieren saber qué es lo que se puede venir a futuro.
La introducción a las palabras de carretero estuvieron a cargo primero del presidente del comité, Daniel Salazar, y por el arquitecto Luciano Carballo Laveglia, quien habló de los consorcios canaleros existentes desde hace años ya.
Dijo Carretero: “Hoy también tendría que estar aquí el Dr. Hugo Morán, compañero de muchas tardes, muchas luchas, un estudioso de la política hídrica del Partido de Bolívar, de Las Encadenadas y de la Cuenca del Salado; pero por razones particulares no puede estar”. Carretero luego explicó cómo surgió lo que ocurrió días atrás: “Me llamó Juan Carlos Morán y me dijo si lo podía acompañar a Las Encadenadas, yo no conocía las últimas obras, a las que denomino ´El Ameghino 2´, una obra absolutamente fuera de contexto”. Cabe recordar que el Ameghino 1 fue el que hizo desaparecer a Villa Epecuén en 1985.
El ingeniero contó que años atrás, quizás ya un siglo atrás, el proceso del agua en esta zona “era natural, no había canales, sabíamos que cuando el agua bajaba de las sierras tenía obstáculos, y eso las detenía y llegaban al Vallimanca y luego escurrían hacía el mar de una manera mucho más lenta, ordenada; pero todo se fue tergiversando. Ameghino, a quien respeté mucho, siempre habló de tres procesos de las cuencas alta, media y baja, y decía que había que retener arriba, encausar al medio y acelerar abajo, y se ha hecho todo al revés, se ha acelerado arriba, no se ha hecho nada al medio y recién en los últimos años se comenzó a hacer algo abajo”.
El urdampilletense recordó que “los procesos artificiales del manejo de aguas en nuestra cuenca aparecieron a partir de 1970. Una cuenca hídrica es un espacio de territorio donde hay arroyos, lagunas, ríos. Cuando esa cuenca tiene una salida al mar como la nuestra (hacia la Bahía de San Borombón), se llama cuenca abierta”.
Carretero recordó que “la década de 1970 fue difícil en cuanto al agua porque bajaron todos los promedios de lluvias, por lo que los intendentes de la zona de Laguna Alsina, Guaminí y Carhué, vieron la posibilidad de generar zonas turísticas, y como no había mucha agua en las Encadenadas no tuvieron mejor idea que sacar el agua de nuestra cuenca y mandársela a ellos, y eso se hizo a través de un canal de 20 metros de ancho, dos metros y medio de profundidad, llamado el Canal Ameghino, fue un trasvasamiento de cuencas y fue el primer horror de Hidráulica de la provincia de Buenos Aires que generó todos los problemas posteriores”.
El ex intendente reconoció el trabajo de María Hourcade de Martini, quien fue su lugarteniente en tiempo de inundaciones. Y siguió con el relato: “En la inundación de 1985 el tapón que habían construido en el Canal Ameghino, explotó, y el agua corrió alocadamente en todas las direcciones, y hacia las Encadenadas del Oeste, haciendo desaparecer Epecuén. Con Hugo Morán, que es de Carhué, fuimos un mes antes de la desaparición de la Villa, y yo les anuncié a los habitantes lo que iba a pasar, les dije que se fueran y me tiraron hasta cascotes; pero les dijimos la verdad”.
Y continuó: “Cuando llegamos a Bolívar sabíamos que se nos venía una masa de agua importante y nos reunimos con la Comisión Vial para decidir qué hacer, porque el campo estaba perdido, todo inundado; pero había que defender los cascos urbanos. Teníamos la experiencia de las inundaciones de 1979 y 1980, entonces se decidió hacer dos cortes transversales a la ruta 226 para disminuir la velocidad a la que nos iba a llegar el agua a la ciudad”.
El resto es historia conocida, el primer corte no dio resultado, el segundo sí, la venida de los camiones con piedra y los militares desde Olavarría, la pérdida de Juan Carlos Bellomo y demás.
Carretero contó que “después de 1985 se hizo el Canal Aliviador, una obra que pretendía defender a Carhué y Guaminí de las aguas de Las Encadenadas. No sirvió para nada, fue una decisión más política que técnica. A raíz de eso tuvieron que levantar la cota de la Laguna Alsina para lograr pendiente, y tuvieron que empezar a bombear agua de Cochicó para Laguna Alsina. En la década de 1980 y 1990 se empieza a profundizar el Huascar, con lo que Bolívar tiene cinco enormes entradas de agua, y con mucha más aceleración que antes”.
Alfredo dijo que “me preocupa esta obra nueva que han hecho, porque las obras hidráulicas nunca sabés cómo van a funcionar hasta que no se prueban, porque cuando llueva el agua bajará hacia esta zona a una velocidad mayor todavía de lo que bajaba antes, la inauguraron en 2018 con bombos y platillos. Por eso yo a esta nueva obra la llamo Ameghino 2”.
Carretero insistió, para terminar, que “hace falta gente comprometida, que acompañe, que se forme, e intendentes, el de ahora y los que vengan, que se comprometan. Los próximos intendentes tendrán que llevar proyectos que tengan en cuenta estas cosas y participar en las reuniones de las Encadenadas del Oeste”.
Fuente: La Mañana de Bolívar.