Desde 2006 existe en la Argentina una ley que garantiza el derecho a recibir educación sexual integral en todos los establecimientos educativos. Los detalles.
El Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI) fue creado en 2006 por la Ley 26150 con el propósito de garantizar el derecho a recibir educación sexual integral en todos los establecimientos educativos del país, de gestión estatal y privada, en todos los niveles y modalidades.
En su momento e incluso hoy en día, 16 años después, genera opiniones encontradas entre la sociedad argentina, por lo cual es importante poder recordar su utilidad e importancia, para que todos los niños y adolescentes puedan tener esta herramienta en su formación educativa. Para ello, se acudió a una prestigiosa sexóloga con una gran experiencia en el área y se consultó también a uno de los propulsores de esta ley.
De acuerdo a lo manifestado por Florencia Salort, médica ginecóloga y sexóloga en el Hospital Italiano de Buenos Aires, la educación sexual integral se basa en los siguientes pilares básicos: educar en perspectiva de género en todas las áreas y derechos humanos, derechos sexuales y (no) reproductivos; en la prevención del embarazo no intencional, métodos anticonceptivos, anticoncepción de emergencia, prevención de infecciones sexualmente transmisibles, modos de detectarla, posibilidades diagnósticas, prevención de cáncer de cuello uterino y de lesiones precursoras (toma de Pap y test de HPV, colposcopía, etc.).
La experta, quien a través de su cuenta de Instagram @flordegineco explica de forma didáctica este y otros temas relacionados, precisó que la ESI habla también de prevención y detección de violencia y discriminación por razones de género, se transmite y se inculcan el respeto y la aceptación ante las diversidades sexuales, corporales, de identidad.
A su vez, se trabaja sobre la inclusión y la prevención de bullying. Por otra parte sumamente importante para la ESI es hablar de emociones, sentimientos, promover el autoconocimiento, el respeto por los cuerpos, la privacidad, la intimidad y la prevención de abuso. "Es importantísimo transmitir valores como el derecho a elegir, la libertad de expresión, el respeto por uno mismo y los otros, a las diferencias y la importancia de las prácticas consentidas siempre", enfatizó Salort.
Los cinco pilares de la ESI
1- Reconocer la perspectiva de género
Según detalla Fundación Huésped, la perspectiva de género es un modo de ver la realidad y las relaciones entre los varones y las mujeres. Estas relaciones, como todas las relaciones sociales, están mediadas por cuestiones de poder, y muchas veces la distribución de ese poder dejar en desventaja a las mujeres.
2- Respetar la diversidad
Las personas somos todas distintas, y esta singularidad abarca el modo en que cada ser humano piensa, siente, cree, actúa y vive su sexualidad. Esta concepción humana, lejos de entenderse como una dificultad, posibilita el enriquecimiento de la experiencia social. Bajo este eje se propone valorar las múltiples diferencias, como instancia superadora del concepto de tolerancia.
3- Cuidar nuestro cuerpo
Las nociones sobre qué es y cómo vivimos el cuerpo y cuidamos nuestra salud incluyen la dimensión biológica, al igual que los significados y valoraciones que se le otorgan en cada sociedad y en cada momento histórico.
4- Valorar la afectividad
Este eje busca reivindicar el lugar que ocupan las emociones y sentimientos en el aprendizaje, y contribuir al desarrollo de capacidades afectivas como la empatía, la solidaridad y el respeto.
5- Ejercer nuestros derechos
Este eje pone en evidencia que niños, niñas y adolescentes son sujetos de derecho, con plena capacidad para participar, hacer oír su voz y no sufrir ningún tipo de discriminación, y considera a las personas adultas y al Estado como garante de sus derechos. La relación que se da entre personas adultas y niños, niñas y adolescentes es asimétrica, por lo que hace falta construir lugares de autoridad desde el respeto de los derechos.
¿Cómo se gestó la Ley de Educación Sexual Integral?
Por su parte, consultado Diego Kravetz, uno de los principales impulsores de la ley en 2006 y actual jefe de Gabinete de la municipalidad de Lanús, contó cómo se sintió en ese momento histórico y hablar de educación sexual, en un momento en que la resistencia por parte de movimientos religiosos y conservadores se oponían fuertemente a hablar de sexualidad: "Era un tiempo muy distinto de la sociedad actual, la ley en ese tiempo era bastante polémica no solo en relación a grupos de poder -particularmente la Iglesia y con Jorge Bergoglio a la cabeza, que no estaban a favor- y contaba con gran parte de la sociedad que no estaba de acuerdo, la tomaba como invasiva en los colegios, fue de mucha discusión".
Por este motivo fue que primero se llegó a tratar en la Legislatura porteña en primera instancia, relata Kravetz. La ley allí fracasó. Luego se llegó a una ley de consenso, que fijó la existencia de una ley de Educación Sexual y la posibilidad de darlo con contenidos mínimos que se fijarían conforme al Ministerio de Educación de la Ciudad. "Eso fue lo más fuerte del momento; fue muy linda la discusión", aseveró el político y precisó que salió "casi con unanimidad, acompañaron varios espacios".
Una particularidad que tuvo la ESI, según el entonces diputado, es que fue era una ley transversal de los partidos políticos, fenómeno que sucedió en la sociedad de la misma forma. Ante la pregunta de ¿cómo visualiza la evolución de la ESI en el tiempo?, Kravetz dio un ejemplo personal: "Mi hijo que ahora 13 años iba al colegio en Capital e hizo todo su primario con ESI, es algo que está totalmente incorporado y hablado con los chicos. Espero que les esté sirviendo a los niños, los veo mucho mejor que cuando yo tenía esa edad, espero siga mejorando el acceso a la ESI".