Hace tres décadas se compraban US$100, hoy no alcanza para comprar ni US$1.
La hiperinflación de los años 1989-1990 pulverizó el Austral y condujo a que desde el 1 de enero de 1992 se adoptara el Peso como moneda de curso legal, a partir del decreto N° 2.128 del 10 de octubre de 1991 que estableció la paridad 1 Peso=10 mil Australes.
De la mano con la Ley de Convertibilidad el billete de 100 pesos se transformó en el de mayor denominación y era equivalente a 100 dólares, lo que le daba un gran poder de compra. Sin embargo, en los 30 años que transcurrieron desde esa fecha el país pasó por la crisis del 2001, la salida de la convertibilidad y años de mucha inflación, que terminaron destruyendo nuevamente a la moneda argentina y hoy ese billete de 100 pesos no solo ya no es el de mayor denominación, sino que también perdió casi todo su valor.
Hace 30 años, con un billete de 100 pesos podían comprarse más de 100 kilos de pan francés, hoy a penas se consiguen 500 gramos por la misma plata. El kilo pasó de $0,96 en la presidencia de Carlos Menem a $208 en la actualidad. En 1992, un billete de $100 compraba justo 33 kilos de carne a $3 cada uno. En 2022, solo alcanza para 100 gramos.
Las comparaciones pueden ser traumáticas pero evidencian una nueva destrucción total de la moneda argentina: a la hora de tomar el mate, en 1992 100 pesos compraban 92 paquetes de yerba de medio kilo, hoy nos falta más de la mitad para comprar el mismo paquete que cuesta $216,78. En términos de vino, son 78,75 litros menos; de tomate, 115 kilos menos; de paquetes de harina, 301 menos.
La devaluación de la moneda llevó a poner en circulación billetes de mayor denominación primero el de $200, luego el de $500 hasta llegar al de $1000, que lejos de tener paridad con los $100 pesos de 1992 (100 dólares), hoy ese billete compra apenas USD 5,46 a la cotización del dólar solidario.