Héctor Polino, Director de Consumidores Libres dio más detalles del fenómeno: "En la primera quincena de enero de acuerdo al Relevamiento, pasó de $230 pesos a $290. Con un aumento del 26,9% en la Ciudad de Buenos Aires. Pero en algunos lugares se vendió a 350 y a 380 y 500 pesos".
Carolina Suárez, especialista en consumo agregó otras variables en consulta con Ámbito: "Influyen también aspectos menores como falta de mano de obra, desde que cuesta generar nuevo interés como así puntualmente los que se ausentan por vacaciones o están aislados".
"Los fuertes calores, las dificultades para el traslado del producto a los centros de venta y todo eso generó un aumento en la estructura de costos que se trasladó a los precios. En general cuando aumenta el precio de un determinado producto es muy difícil que el mismo baje, pero todo va a depender del consumo. Si los consumidores dejan de comprar el tomate por los altos precios que tiene, el precio de este va a bajar". En una economía inflacionaria, el rol del consumidor debe ser preponderante.
Ambos, consultados por el medio, recordaron que en 2007 y 2012 hubo un boicot a la compra de tomate por los aumentos desmedidos de precios. "Los resultados fueron muy positivos", explicó Polino.
Otros alimentos además tuvieron fuertes subas: este es el caso de las hojas verdes (espinaca, la lechuga y la acelga, entre otras, están siendo fuertemente afectadas, lo que complica su cosecha y también podría repercutir en el precio), azúcar (aumento del 4,79%), acelga en paquete (+11,11%) y las manzanas (4,17%).
Suárez destaca, de todas formas, que en el mercado mayorista ya comenzó a verse una baja: "Hoy en Mercado Central en el mayorista hay una importante baja. De a poco se irá acomodando como todos los saltos de precios" comercializándose en torno a los $180 pesos.
El mejor consejo para los consumidores es aguardar hasta que el mercado se vaya acomodando. (Ámbito)