La Dirección Nacional Electoral informó este lunes que el 66,21% de los argentinos y argentinas que estaban habilitados para emitir su voto en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) celebradas el domingo, efectivamente concurrió a las urnas.
De esta manera, y en un contexto inédito por la pandemia de coronavirus Covid-19, la participación cayó casi 10 puntos porcentuales con respecto a las PASO de 2019 cuando el 76,4% de los inscriptos en el padrón electoral emitió su voto.
En 2017, en tanto, el porcentaje de participación en las PASO de cara a elecciones de medio término como las celebradas ayer, había sido del 72,3%.
La experiencia indica también que la participación en las elecciones generales es más alto que en las PASO. Por caso, en las PASO del 2015 el porcentaje de ciudadanos que se acercó hasta los centros de votación fue del 74,9%, en tanto que en las elecciones generales lo hizo el 81 por ciento.
En las PASO del año 2011 se registró una participación del 78,67% de los inscriptos para votar, como instancia previa a una elección general que dos meses después le dio la reelección a Cristina Kirchner.
En cuanto al escenario que se registró ayer, algunas elecciones provinciales ya venían dando la pauta de que la concurrencia a las urnas en el marco de la pandemia era menor a la habitual. El 2 de junio, en Misiones, la participación fue del 59,53% del padrón, 19 puntos menos que la registrada en similar instancia de 2019.
El 27 de junio, en tanto, en la provincia de Jujuy, a nivel local, la participación electoral fue del 70,68%, lo que significó una caída respecto de 2019, cuando a las elecciones para gobernador y diputados provinciales asistió el 78,69 por ciento.
Otro antecedente se había registrado en Salta, con las elecciones provinciales realizadas el 15 de agosto, cuando la participación fue del 60,21%, un número marcadamente menor al registrado en 2019, año en que asistió el 71,39% del padrón.
Hasta el momento, el récord de ausentismo en las Legislativas a nivel nacional se registró en 2001, cuando el porcentaje fue del 26%, en el marco del llamado "voto bronca", que sumó además casi un 20% de votos en blanco y nulos, tras la crisis política y económica del 2001.
En tanto el mayor nivel de participación se registró en 1983, en el contexto de la vuelta de la democracia, cuando se llegó al 85,61% del padrón en las elecciones que consagraron presidente de la Nación a Raúl Alfonsín.
Para las elecciones legislativas de 1985 ese porcentaje ya había bajado al 83,77%, en tanto en 1987 el número registrado fue del 84,74 por ciento.