22 noviembre 2024

La dura carta de un médico al Presidente

El médico neurólogo Facundo Nazar cuestionó los dichos del mandatario mandatario y contó su experiencia a lo largo de más de un año de pandemia.

Las declaraciones de Alberto Fernández sobre el “relajamiento” en el sistema de salud generaron malestar en el sector. Durante el anuncio de las nuevas restricciones, el Presidente aseguró que que durante el periodo en el que bajaron los casos de coronavirus se programaron cirugías que incrementaron el número de camas ocupadas. “El sistema de salud se relajó”, sostuvo.

En ese marco, el neurólogo mendocino Facundo Nazar rechazó los dichos del mandatario a través de una dura carta en la que relató sus experiencias a lo largo de un año de pandemia.

“Decidí oír la conferencia que Ud. dio, Sr. Presidente. Lo hice a fin de conocer las medidas (principalmente sanitarias) que se impondrían actualmente. Para ser sincero no me sorprendí demasiado, a excepción de una frase TAN desafortunada y alejada de la realidad que Ud. utilizó; cito “El sistema de salud se relajó”, comenzó su relato.

Y continuó: “Pues yo no me relajé Sr. Presidente. Tras más de 1 año de esta situación catastrófica que estamos transcurriendo, YO (por referirme a TODO el sistema de salud, pero a la vez entendiendo que sólo soy un número en las estadísticas) no me relajé”.

En ese sentido, el especialista aseguró que no se relajó “al tener que asistir a cientos de pacientes en ‘área Covid’ (tanto en servicio de guardia externa, en internación general y en unidades críticas)”, siendo un médico neurólogo que no está “formado y capacitado” para dicha realidad.

“Aún así déjeme decirle que estudié, me actualicé y por sobre todo puse mi mayor esfuerzo y energía en ser el más idóneo al momento de tratar cada ser humano que tuve la suerte de atender”, sumó.

Además, remarcó que tuvo que realizar “maniobras invasivas con el afán de mejorar el estado de salud de una persona” y dejar de lado su miedo a contagiarse.

“Yo no me relajé, Sr Presidente, cuando tuve que aislarme voluntariamente de mi familia, por considerarme un riesgo para mi madre y el resto de mis afectos”, agregó en el escrito que se viralizó en las redes.

Por último, remarcó que no se relajó pese a la “mejora salarial del 10%” que se le asignó al sector y se mostró esperanzado en volver a “priorizar la salud”.

La carta completa a Alberto Fernández
Decidí oír la conferencia que Ud. dio, Sr. Presidente. Lo hice a fin de conocer las medidas (principalmente sanitarias) que se impondrían actualmente. Para ser sincero no me sorprendí demasiado, a excepción de una frase TAN desafortunada y alejada de la realidad que Ud. utilizó; cito “El sistema de salud se relajó”.

Pues yo no me relajé Sr. Presidente. Tras más de 1 año de esta situación catastrófica que estamos transcurriendo, YO (por referirme a TODO el sistema de salud, pero a la vez entendiendo que sólo soy un número en las estadísticas) no me relajé.

No me relajé al tener que asistir a cientos de pacientes en “área Covid” (tanto en servicio de guardia externa, en internación general y en unidades críticas), siendo que soy médico neurólogo, y no es para lo que estoy formado y capacitado en la actualidad. Aún así déjeme decirle que estudié, me actualicé y por sobre todo puse mi mayor esfuerzo y energía en ser el más idóneo al momento de tratar cada ser humano que tuve la suerte de atender.

No me relajé al momento de tener que realizar maniobras invasivas con el afán de mejorar el estado de salud de esa persona, a pesar de haber tenido miedo e incertidumbre. Sí, así es. Miedo e incertidumbre como todos lo tenemos ante tal adversidad. Miedo a contagiarme, pero sobre todo miedo a contagiar, a convertirme en un vector. Miedo a pasar de ser “efector de salud” a ser “factor de riesgo”.

No me relajé cuando tuve que dar un parte médico a cada familiar de cada paciente que tuve la honra de asistir. De tener que comentar la desmejoría paulatina (pero muchas veces irreversible) de su ser querido; o peor aún, de lamentar la pérdida de esa persona, y tratar de acompañar… con distancia, sin poder dar un abrazo de consuelo; con máscara, sin que pudieran conocer la empatía en mi mirada; e incluso muchas veces vía telefónica.

No me relajé, porque dada la emergencia sanitaria, se suspendieron licencias y descansos. Y porque debido al “pluriempleo” que tenemos que afrontar los integrantes del personal de salud (por la precarización laboral, por la falta de reconocimiento a años de formación de grado y postgrado, especializaciones y estudios; y por otras múltiples razones que Ud. conoce, y que la gente está comenzando a conocer) no pude abandonar ninguna tarea asistencial, pasando jornadas de 12, 24 y hasta 36 horas sin descanso.

Yo no me relajé, Sr Presidente, cuando tuve que aislarme voluntariamente de mi familia, por considerarme un riesgo para mi madre y el resto de mis afectos. Porque al terminar la extensa jornada laboral, quizás nos conformábamos con el agradecimiento del pueblo, los aplausos, las publicidades y el mensaje de aliento en medios de publicidad. Hasta que nos dimos cuenta que no es suficiente, que no somos jugadores de fútbol, y que en realidad; cuando cesó significativamente la primera etapa de esta pandemia, nada concreto se hizo efectivo, nada demostró tal agradecimiento. Nada cambió, nada mejoró para nosotros.

No me relajé, y cuando digo “ME”, me refiero a “NOS”. A cada integrante del sistema de salud… médicos, enfermeros, kinesiólogos, trabajadores sociales, psicólogos, personal de limpieza, administrativos. Pero digo “me” porque muchas veces siento que soy un número. Porque al momento de “autoconvocarnos” a un paro sin asistencia al sitio de trabajo (maniobra poco habitual en salud, y que se encuentra lejos de nuestro agrado y convicciones), fuimos menospreciados por las autoridades. De forma burlona se dijo públicamente en medios televisivos que “éramos unos pocos” los que nos adherimos al paro, y hasta se nos objetó el motivo del mismo, aludiendo que “percibimos varias modalidades de ingresos”, siendo justamente ESE el reclamo; tener que trabajar en 4 o 5 lugares para conseguir un sueldo acorde a la realidad económica del país.