22 noviembre 2024

EL DRAMA DE LAS FUMIGACIONES


Ludmila tiene tres y pronto cumplirá sus cuatro añitos. Vive desde siempre en Bernardo de Irigoyen y su familia lleva una lucha desde hace más de dos años contra un mal que la aqueja. Según los estudios que le realizaron tiempo atrás, la pequeña tiene glifosato en la sangre.

Jueves 25 de julio de 2019.

Según los estudios que le realizaron tiempo atrás, la pequeña tiene glifosato en la sangre. A pesar de las denuncias penales y los reclamos ante la Comuna local, su familia no logró que se cierre definitivamente o se traslade un depósito de agroquímicos ubicado a 30 metros de su vivienda, en medio de un área residencial.

Su papá Waldo tomó una drástica decisión y se encadenó al galpón donde se encuentra el veneno y las maquinarias. “Está clausurado desde el 11 de agosto por un juez pero se utiliza igual.

El juez local ahora dice que están autorizados a trabajar. Acá son todos cómplices y hay plata de por medio”, armó indignado Edelmiro, el abuelo de Ludmila. La situación no llamó la atención en el pueblo.

Todos conocen de esta lucha, pero algunos prefieren mirar para otro lado. La niña, que debe utilizar barbijo y este año empezó el jardín de infantes no la pasa bien (ayer salió antes por sentirse mal) y el riesgo de contraer leucemia es altísimo.

“Se lo detectaron cuando tenía un año y ocho meses -contó el abuelo- y desde entonces le debieron hacer tres transfusiones de sangre. Ella ya sabe, capta el veneno a la distancia cuando están fumigando o trabajando y se descompone”.

Son tres los abogados que tiene la familia trabajando en el caso, pero aún no han logrado detener a quienes se presumen le hacen daño a Ludmila.

El 10 de abril pasado sufrió una descompensación importante y debió ser trasladada al Samco de Barrancas. El diagnóstico fue el mismo que la última vez: contaminación por químicos.

Los padecimientos son demasiados para su edad: pierde peso, sufre vómitos y dolores de cabeza. Ante esto, la impotencia de una familia a la que sólo le quedan acciones como el encadenamiento y la visualización de un drama que no cesa.

 

Fuente: Primera Plana