Tiro Federal juega en la Liga Chascomunense y ampara a más de 200 menores. Su dirigencia abrió las meriendas para los rivales de turno en busca de un gesto que busca ser multiplicado.
Jueves 16 de mayo de 2019.
"Hay otro fútbol. Uno donde el éxito deportivo va por rieles distintos a los de las prioridades. El rumbo lo determina el factor social. La pertenencia como primer paso a que los pibes se sientan parte del club bien desde abajo para que después, de verdad, el club sea la segunda casa y no la calle. “Hay chicos que si no entrenan están en la esquina y hoy la droga corre como agua, esos pibes son los que no podemos perder”. La frase es de Julio Giribaldi, el presidente de Tiro Federal de Chascomús, un club humilde que desde la solidaridad intenta cambiar una realidad muy cruel con un enorme sector de la sociedad.
Giribaldi se quiebra cuando habla sobre sus pibes: “Algunos caminan 60 cuadras para venir, jugar, ponerse la camiseta…y no ganan, y a veces los golean, pero vienen y vienen con hambre” se sincera.
“A principio de año empezamos con esta modalidad de darle el desayuno y algo de comer a los pibes de entre 13 y 17 años”, cuenta el presidente. Hay una explicación de por qué la atención se pone sobre los adolescentes y pre-adolescentes.
Las categorías infantiles que van entre los 6 y los 12 años tienen, por lo general, el acompañamiento de mayores. Siempre hay alguien detrás del nene, pero con el correr del tiempo eso cambia: “Cuanto más se necesita la presencia del mayor o el adulto responsable, empiezan a ir menos” reflexiona Giribaldi.
“Cuando se conoció lo que hacíamos con las meriendas, recibimos felicitaciones de otros clubes y de hecho ahora pasa que cuando vienen a nuestra cancha nos preguntan qué falta y traen cosas, facturas, leche, lo que sea”, celebra Giribaldi, que explica cómo se banca esta movida solidaria.
“El amor nos moviliza. Es el club de nuestro barrio, algunos fueron jugadores, algunas chicas son nietas de viejos presidentes. Existe la identificación y sabemos que el fútbol iguala. El pibe que tiene todo tira paredes con otro que si no lo buscamos, se pierde en la calle”, relata el presidente y vuelve a emocionarse, porque cuando recuerda a ese pibe que camina 60 cuadras con la panza vacía para jugar a la pelota, comer algo y olvidarse por un rato de las carencias, todo los demás problemas quedan en segundo plano.
Fuente: Infocielo.