22 noviembre 2024

A 10 AÑOS DE "LA 125"

 

 

Sábado 10 de marzo de 2018.

Fueron más que 129 días al borde de la ruta, sosteniendo una medida de fuerza que llegó a ser dura para los mismos manifestantes, soportando en nuestra zona las fríos de otoño e invierno, pero sosteniendo la convicción interna de que no había que ceder siquiera un centímetro.
Fueron más que noches de heladas bajo una simple lona y a la orilla de un fuego improvisado; fueron más que días de tractores y cosechadoras sobre las rutas, de marchas y contramarchas, actos y contra actos, y de esperar pacientemente reuniones conciliatorias y sentir que -realmente- su reclamo no importaba para nada.
El conflicto con el campo, del que mañana se cumplirá una década de su inicio, fue un gran triunfo para el sector rural y la primera gran derrota del gobierno kirchnerista.
La Resolución ministerial Nº 125, esa que fue anunciada el 11 de marzo de 2008 y que establecía un sistema de retenciones móviles al agro, logró algo prácticamente impensado por aquel entonces: puso de pie al campo y unió a las cuatro entidades madres, esas que siempre había parecido que tenían diferencias irreconciliables.

La Sociedad Rural, Federación Agraria, Coninagro y CRA limaron desacuerdos y propusieron un cierre comercial, con corte de las principales rutas y movilizaciones. La medida se extendió -con alguna tregua entre las partes- hasta el 18 de julio de ese año, un día después del recordado “voto no positivo” en contra del proyecto por parte del vicepresidente Julio Cobos.
El sudoeste bonaerense no fue ajeno a todo esto. Como ocurría en el resto del país, además del lock out, con el apoyo de gran parte de la población de localidades íntimamente ligadas al campo y que -en muchas ocasiones- dependen de él económicamente, hubo cortes de ruta y varias movilizaciones multitudinarias.
Las rutas que atraviesan nuestra región se poblaron de chacareros pidiendo que deroguen la polémica resolución del por entonces ministro de Economía, Martín Lousteau. En la ruta 3 sur se hacían en la rotonda principal de ingreso a Carmen de Patagones y en los accesos a Stroeder, Villalonga y Mayor Buratovich. Sobre la ruta 22 se cortaba a la altura de Médanos.

Pasando Bahía Blanca hacia el este, los cortes se daban en la rotonda de los molinos, sobre la 3 y el acceso a Punta Alta, y también en Pehuen Co; en Coronel Dorrego, en la 3 y 72; y en Tres Arroyos, en las rotondas de la 3 y la 228, y la 3 y la 85. En Coronel Pringles, el punto de encuentro fue en las rutas 51 y 85; y en Coronel Suárez, en la 67 y 85.
La ruta nacional 33 también fue uno de los epicentros de la protesta. En Guaminí, los chacareros se manifestaban en la intersección con la 65; en Pigüé, en el cruce con la 67; sobre el acceso a Tornquist, y en Bahía Blanca en la rotonda del por entonces Camino Sequiscentenario.
Los días efectivos de corte en esos poco más de cuatro meses no llegaron a 50, pero presencia de productores hubo siempre. La modalidad de corte fue similar en todos lados: se detenía el tránsito algunas horas, se entregaban folletos explicativos y se liberaba el paso durante unas horas. En algunos sitios, las filas alcanzaban los cinco kilómetros de extensión en ambos lados del piquete y hubo problemas con varios transportistas.
Mientras tanto, los dirigentes nacionales buscaban un diálogo con el gobierno y dar por terminado el conflicto. Pero todo era en vano.
“Fue una protesta histórica -contó Alcides Haure, de FAA Stroeder-. No recuerdo cuánto tiempo fue en forma exacta, pero estuvimos más de un mes permanentemente en la ruta, con el campamento armado. Allí vivimos momentos de tristeza, con un gobierno que no nos atenía y un diálogo que no lograba nada”, manifestó.
“Sabíamos que no iba a haber un cambio de política para el campo. Había muchas mentiras y soberbia, y el propio Néstor Kirchner decía que nos quería ver de rodillas”, añadió.
Para Marcos Rebolini, de CARBAP y tesorero de la Sociedad Rural de Coronel Suárez, esos 129 días de paro agropecuario fueron mucho más que un lock out y un corte de las principales rutas del país: fue el comienzo de un cambio de actitud de la sociedad frente al kirchnerismo.
“Fuimos los primeros que nos rebelamos ante el avasallamiento de los K. Por supuesto, después la pasamos muy mal hasta el año 2015, pero en esos meses de lucha se gestó la semilla que empezó una revolución, y me siento partícipe de ese cambio”, dijo.
Todo lo ocurrido durante ese tiempo fue “impensado” para él: haber estado días y noches enteras en una casilla a la orilla de la ruta, deteniendo autos y haciendo un trabajo de concientización al común de la gente sobre lo que estaba ocurriendo.

Hernán Guercio

La Nueva Provincia - Bahía Blanca.