Fue hallado en el canal paralelo al camino de la Laguna de Gómez, a la altura del barrio Real. Si bien el hallazgo de los restos del animal ocurrió en diciembre de 2007, hoy se conoce que es de la especie Plaxhaplous, de dos toneladas y cuatro metros de largo. El primero de la ciudad.
Miércoles 14 de junio de 2017.
Corría el año 2007 cuando José Marchetto, responsable del Museo Legado del Salado de Junín, y su padre Miguel, encontraron los restos de un animal prehistórico a la vera del Río Salado y, al no saber bien qué era, decidieron guardarlo.
“Cuando nosotros lo encontramos, notamos que era una placa de un espécimen de gliptodonte que, si bien era más grande y más pesado, está emparentado con las mulitas y los peludos”, afirmó José Marcheto.
Los gliptodontes más chicos tenían 2 metros de largo por 6 centímetros de alto, mientras que los de mayor tamaño llegaban a tener un peso de más de una tonelada. “Para poder distinguir a los distintos géneros, lo más sencillo es ver las placas que formaban el caparazón”, explicó.
Hasta ahora, en Junín se habían descubierto cuatro géneros de gliptodontes: Glyptodon, Doedicurus, Panochtus y Neoesclerocaliptus.
Hace un mes vino a Junín el paleontólogo Nicolás Chimento, quien, al ver la placa encontrada en el Salado en 2007, le dio fin al misterio ya que dijo que se trataba de un género llamado Plaxhaplous, que no estaba marcado ni había sido encontrado en Junín.
En relación a esto, José Marchetto, subrayó que “el género no es nuevo ya que fue descubierto en 1884 por Ameghino en el río Luján. No hay muchos restos de este animal y es nuevo para esta zona, sumando un género más a la fauna fósil de Junín”.
“Lo otro relevante es que nuestra tarea acá en el museo se fue complicando cada vez más porque esto lo hacemos ad honorem hace mucho. Me comuniqué con Luis Bortolatto, del área de Cultura de Junín, le expliqué la situación y me contrataron por 10 horas semanales, las cuales puedo dedicar al museo, por lo que puedo dar más visitas guiadas, atender al público con horarios fijos y nos permite dedicarle más tiempo a la investigación”, expresó.
En Junín, hay más de mil piezas y muchas están sin clasificar porque no hay tiempo para hacerlo. “En total tenemos clasificados unos 800 fósiles, de los cuales hay que armar una ficha específica de cada uno -vamos por la 70-, para luego mandarlas al Museo de Buenos Aires a hacer un registro oficial de las piezas, por una cuestión legal. A todo esto hay que sumarle el trabajo de extracción de los fósiles del río, capacitaciones, los informes que tenemos que presentar y el pedido para el permiso porque no puede ir cualquiera a sacar los fósiles” sentenció.
“El último hallazgo en el Salado fue de un fragmento mandibular de una Vizcacha encontrado en diciembre de 2016. Cuando baje el agua del río, seguramente va a salir mucho más material para rescatar y de a poquito vamos haciendo todo el laburo”, finalizó.
Fuente: Diario "Democracia" - Junín.