Martes 9 de mayo de 2017.
Entre la 01:30 y las 03:30 de la madrugada del día sábado, a hubo al menos cuatro intentos de secuestros extorsivos en la vecina ciudad de Alberti. Esta situación fue confirmada por la Policía que acudió ante el llamado de los vecinos que coincidieron en señalar que habían recibido una comunicación al teléfono fijo en la que hablaba un supuesto familiar que había sido asaltado, golpeado y se encontraba cautivo en la casa. Luego el secuestrador tomaba el control de la situación para pedir el rescate.
En todos los casos no lograron cobrar el dinero que les solicitaban a los vecinos. No pudieron engañar a la gente como sí ocurrió en otras ciudades. Tampoco la Policía pudo dar con los autores de esas llamadas, si bien interceptó a muchos vehículos esa madrugada.
Una de las víctimas de los llamados fue la concejal albertina María Cristina Aizcorbe. Ella contó lo que le sucedió:
“El sábado a la madrugada sonó el teléfono cuando ya nos habíamos acostado, como tengo un familiar que está grave, me levanté rápido para atender. Cuando escucho la voz, era una mujer que me decía: ¡mami, mami, vení que entré a casa y había ladrones! Me desfiguraron la cara, no puedo hablar, tengo la boca llena de sangre.
Todo esto me lo decía llorando, yo dudé si era mi hija. Pero enseguida supe que no era. Ella seguía llorando y me repetía que fuera a la casa. Ahí yo le pregunté el nombre. Ella no me contestaba, sólo me decía: soy tu hija, soy tu hija. Le insistí que me dijera como se llamaba, mientras ella me decía soy tu hija, vení a casa, me estoy desangrando. Y ahí corto. En un primer momento pensé que querían que yo saliera de mi casa, porque no me pedían nada. Ahí llamé a la policía, que vino enseguida, anduvo recorriendo, paró a un montón de autos.
A los 40 minutos me volvió a llamar. Diciéndome por qué no había ido a la casa, que corriera, que se estaba desangrando. Ahí le dije si era Roxana, mi hija. Y la mujer me dice, sí soy yo, soy Ro. Ninguna de mis hijas se llama Roxana. En eso agarra un teléfono un hombre y me dice que junte 500 mil dólares y que no llame a la policía. Ahí le dije que nos lo tenía y le corté. No me llamó más.
Más allá de que sabía que no era mi hija, el susto me lo llevé igual. Porque sabés que estás hablando con delincuentes. Y te imaginás que pueden estar cerca de tu casa. Lo llamativo es que querían que yo saliera porque no pidieron nada primero. Me decían que venga a la casa. Esta situación es al voleo.
Fuente Diario El Salado
Alberti.