Jueves 29 de setiembre de 2016.
Tras una jornada organizada por el Ateneo Santa Rosa, distintos científicos, investigadores y profesores explicaron los peligros que tienen los pesticidas de uso domiciliario en comparación a los tan criticados y señalados agroquímicos.
Se llevó adelante la jornada de capacitación de uso responsable de plaguicidas tanto en ambiente hogareño como en el agro, y las correspondientes normativas de legislación para la utilización de estos productos, dirigida por diferentes profesionales.
El ingeniero Agrónomo José Sosa, profesor de las cátedras de Terapéutica Vegetal y Práctica en Sanidad Vegetal de la Facultad de Agronomía de La Pampa, el Bioquímico, Toxicólogo y científico Luciano Merini, quien efectúa investigaciones junto a Conicet en INTA de Anguil y es profesor de la cátedra de Química Ambiental en la Facultad de Cs Exactas y Naturales de La Pampa y la Ingeniera Agrónoma María Elena Ballester integrante del directorio del Ministerio de La Producción de la provincia de La Pampa.
El Ingeniero Agrónomo José Sosa habló acerca de cuál es la influencia de la exposición en la “mala utilización” de este tipo de productos. Enfatizó además que las mismas drogas que se usan para el agro, con formulaciones especiales y diferentes dosis, se usan en el ámbito doméstico. A su vez, para los hogares, hay productos que son de uso libre y otros de uso profesional. A las preparaciones para el hogar y ambientes colectivos públicos y privados de uso libre se las llama domisanitarios y la mayoría tiene una porción mínima del ingrediente activo.
La mayor parte de los insecticidas de uso domiciliario contienen sustancias que pertenecen al grupo de piretroides, una mezcla de compuestos orgánicos que son los de menor toxicidad pero no se degradan tan fácilmente. Pueden persistir en el ambiente y no hay estudios muy específicos sobre la toxicidad de esos productos mientras se van degradando: pueden ser días, meses o años, depende de los compuestos, pero el problema es que el uso es permanente.
Por su parte el toxicólogo Luciano Merini, complementó la información expuesta por Sosa. Dejó en claro que no hace falta padecer fobia a los insectos para perseguir con obstinación una cucaracha hasta “ahogarla” con un plaguicida de venta libre que se expende en cualquier supermercado o almacén o actuar con el mismo empeño, intentando controlar la pediculosis en los niños, o ganar la guerra contra arañas o moscas entre otros visitantes con los que convivimos con desagrado y repulsión.
Es que es evidente que pocas veces se tiene tenacidad para leer con paciencia la letra pequeña en los envases de los insecticidas domésticos que informa sobre el modo de uso para evitar efectos no deseados.
Formulando una conclusión agrega que todos los plaguicidas son tóxicos, desde los de uso agropecuario hasta los de uso doméstico y que nos intoxicamos cuando hacemos un mal uso. Por eso es importante leer la etiqueta que brinda información sobre el uso, medidas de protección y qué hacer en caso de presentar síntomas.
Se especificó que los plaguicidas domésticos comparten con los agroquímicos la clasificación universal toxicológica determinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), igual para todos los productos que puedan generar intoxicación aguda. Esta clasificación determina la dosis letal 50 (DL50).
Se usa para todas las sustancias, incluido, por ejemplo, repelentes de mosquitos. Así, según el producto formulado y de cómo esté diluida la droga, la OMS los clasifica en rojo, amarillo, azul y verde en orden decreciente de toxicidad. Estos colores, en general y por estandarización, coinciden con los utilizados en los envases e indican si un producto es muy tóxico, tóxico, nocivo o de cuidado.