Jueves 1 de septiembre de 2016.
Un estudio demostró que incentivar a los niños a mantener discusiones filosóficas con sus compañeros mejora sus habilidades en otras materias. Por qué vale la pena implementar esta modalidad en los colegios.
¿Qué ventajas tiene que un niño de diez años mantenga discusiones filosóficas acerca de conceptos como la verdad, la justicia o el conocimiento con sus compañeros? ¿Cómo mejoraría el sistema educativo de un país adoptando esta modalidad? Más allá de los beneficios que puede aportarle a un ser humano profundizar en conocimientos filosóficos, científicos de la Universidad de Durham (Reino Unido) han descubierto que también sería beneficioso para mejorar sus habilidades en otras materias de la escuela.
El estudio fue financiado por la Education Endowment Foundation (EEF)del Reino Unido, en donde se reunió a 3.159 alumnos de 48 escuelas con los que se puso en práctica el proyecto "Filosofía para Niños", utilizado por unos 3.000 profesores británicos. Tras varias sesiones filosóficas, en donde alumnos de 9 y 10 años intercambiaban opiniones, se vislumbró unnotable avance en la lectura y las matemáticas de los mismos, en comparación con otros compañeros que no participaron.
El investigador que ha dirigido el proyecto, Stephen Gorard, profesor de la Universidad de Durham, comentó que "las sesiones de filosofía pueden tener un impacto positivo en matemáticas, lectura o escritura, pero lo más importante es que parecen funcionar especialmente bien en niños más desfavorecidos en estos aspectos. Esto es importante para identificar qué funciona y qué no, y así ayudar a los directores a decidir cómo gastar su presupuesto para lograr el mayor beneficio de los alumnos".
El objetivo del programa "Filosofía para Niños" es ayudar a los alumnos a cuestionar, razonar y construir argumentos, mientras que, para poder realizarlo, los profesores reciben dos días de capacitación profesional antes del programa y un seguimiento a lo largo del mismo.
Los detalles de las sesiones filosóficas
La lección consiste en un círculo formado por los profesores y alumnos. El docente comienza presentando un estímulo, como un vídeo, una imagen o las noticias de un diario para provocar el interés de los alumnos. Después,se invita a los niños a pensar en silencio y se los divide en grupos, de manera que cada uno seleccione una pregunta con potencial filosófico y así se estimula la confrontación con el resto. Estas discusiones son compatibles con actividades orientadas a desarrollar el razonamiento y la comprensión de conceptos en los más pequeños.
Por su parte, Kevan Collins, director ejecutivo de la EEF, confirmó que "los resultados del programa dan evidencia de su impacto positivo en las matemáticas y la lectura de los alumnos de primaria. Dado su bajo costo,los profesores de todo el mundo deben utilizar los resultados de la investigación para plantearse seriamente si vale la pena incluir o no estas sesiones de filosofía en sus aulas".