“Extraño un poco mi escuela , pero me gusta tener compañeros” - Uriel era el único alumno de un colegio rural de Bragado. El no quería irse para que no lo cerraran. Pero al final lo trasladaron.
Jueves 3 de agosto de 2016.
“¿Vos sos el nene que salió en la tele?”, le preguntaron. Respondió que sí y, de esa forma, con algunos monosílabos más, logró entablar uno de los primeros diálogos con sus flamantes compañeritos, de los que aún no pudo retener los nombres. Por ahora, solo ubica a Dante, con el que comparte banco y algunos útiles. En el recreo ya no pica la pelota solo, ahora lo invitan a jugar a la escondida, al poliladron, la mancha y la rayuela. Esa es la nueva realidad de Uriel Biondini (9), el nene que se hizo conocido por pedir ayuda para que no cerraran su colegio del Paraje La Criolla, en Bragado, en el que era el único alumno. A partir de la convocatoria que hizo junto a su maestra Alejandra Ramos se incorporó un segundo estudiante a la Primaria Nº 26. A pesar de esto, terminadas las vacaciones de invierno las autoridades provinciales decidieron cambiarlo de colegio.
Si bien es muy reciente –ayer completó su segundo día de clases en la Escuela Nº 20 de General O´Brien– Uriel ya tuvo suficiente como para comparar ambos panoramas y le confió a su mamá Elsa: “Extraño un poco mi escuela y a mi maestra, pero me gusta tener compañeros”.
En esta primaria, ubicada a 15 kilómetros de su casa (la anterior estaba a sólo 5), son 21 solo en su 4°, el A. “Doce nenas y nueve varones”, detalla Uriel, que por estos días trata de adaptarse al salón más grande y al ruido. “El primer día me dijo que le llamó la atención cómo la seño preguntaba algo y todos gritaban la respuesta a la vez. Él está acostumbrado a otra cosa: fueron Alejandra y él por mucho tiempo”, sigue Elsa.
Con el traspaso, Uriel no solo sumó compañeros sino también materias, que en la 26 no se dictaban. “Inglés, por ejemplo, que no tenía desde hacía tres años. En su nuevo curso están viendo las partes de la casa y él solo sabe los colores. También tuvo música”, agrega su mamá.
Según insiste la mujer en diálogo con Clarín, su intención desde el principio era otra. “Yo quería que siguiera en la escuela del Paraje La Criolla. Todo indicaba que iba a pasar eso hasta la semana pasada, cuando me citaron a una reunión en el colegio y me informaron el cambio. No tuve mucha opción”, explica Elsa que asegura que no le respetaron el turno tarde (ahora cursa de mañana) y que “la combi que lo pasa a buscar lo deja a las 7 allá, cuando sus clases arrancan a las 8, y lo retira a las 13, cuando su turno termina a las 12. Es decir que está dos horas solo en el colegio todos los días”. Al resto de sus compañeros no le sucede lo mismo porque viven por la zona.
Pese a estas dificultades, en lo de Uriel toda la familia le pone ganas a la nueva situación e intenta ayudar al nene a acomodarse pronto. Alejandra, que dejó de ser oficialmente su maestra, también está atenta al pequeño y –según comparte Elsa– mantiene el contacto por teléfono. “Ella está algunas veces por semana en la misma escuela de General O´Brien aunque en otro turno, por lo que con Uriel no se ven más. El resto de los días va a recorrer los campos cercanos en busca de alumnos para que, en algún momento, la Escuela N° 26 vuelva a funcionar”, relata la mamá
.Fuentes de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires confirmaron a este diario que la docente realizará “un proyecto específico tendiente a recuperar una matrícula genuina para la Escuela N°26” durante lo que queda del año pensando en el ciclo escolar 2017. Si bien no será fácil, ya que la falta de familias en la zona y, en consecuencia, de nenes, sigue siendo un problema, maestra y alumno no pierden la esperanza de conseguir estudiantes y concretar el objetivo inicial: asistir a la N° 26 con más chicos.
Paula Galinsky para CLARIN