Si bien existe un consenso generalizado para evitar las internas provinciales por el alto costo que supondría en medio de la consolidación de las gestiones provincial y municipales, las dos principales líneas internas ya pusieron sobre el tablero tres nombres: el del vicegobernador Daniel Salvador; el senador Carlos Fernández y el diputado Maximiliano Abad.
Martes 28 de junio de 2016.
El radicalismo bonaerense encarará, pasado el receso invernal, una trabajosa negociación para definir el futuro del Comité Provincia, por el cual hasta el momento asoman dos certezas contrapuestas: el consenso sobre la necesidad de una lista común para evitar las internas; y la aparición en escena de, al menos tres candidatos con posiciones bastante alejadas.
Mientras comienzan a mirar con recelo la puja que se viene por el armado de listas de Cambiemos, la dirigencia radical bonaerense buscará transitar de la forma menos traumática posible su proceso interno para definir al sucesor de Ricardo Alfonsín en el Comité Provincia, cargo que vence el 9 de diciembre próximo.
Aunque las conversaciones formales comenzarán a fines de agosto –cuando se oficialice la convocatoria a elecciones- ya se evidencian los primeros movimientos de dirigentes. Y si bien existe un consenso generalizado para evitar las internas por el alto costo que supondría en medio de la consolidación de las gestiones provincial y municipales, las dos principales líneas internas ya pusieron sobre el tablero tres nombres: el del vicegobernador Daniel Salvador; el senador Carlos Fernández y el diputado Maximiliano Abad. Por cuerda separada, un grupo de intendentes jóvenes que reclama la “renovación” del Comité asoma como un cuarto sector en la disputa.
Aunque con perfiles diferentes, Salvador y Abad tienen una misma terminal: Ernesto Sanz, el gran vencedor en la Convención de Gualeguaychú que definió el ingreso de la UCR a Cambiemos. En cambio, Fernández –segundo en la línea de sucesión provincial detrás de Salvador- proviene del alfonsinismo, sector que se opuso al acercamiento al PRO pero que una vez consumado acompañó la alianza.
Cerca de Salvador aseguran que el vicegobernador –que ya anunció públicamente que “si me lo piden, aceptaré” la candidatura- es el mayor exponente del radicalismo provincial por el cargo que ostenta, y defienden la idea de que para dar un mensaje de continuidad de Cambiemos “el candidato debe ser ‘pro-Gualeguaychú’”.
En cambio, desde el alfonsinismo sugieren que, frente a la futura disputa por las listas legislativas de Cambiemos –en la que no descartan internas si el reparto no los satisface- la posición de Salvador quedaría comprometida y podría dar lugar a interpretaciones si la negociación se torna áspera. Además, vetan al vicegobernador por considerar que tuvo un “mal manejo” en el armado del Gabinete, donde el radicalismo solo logró quedarse con un tambaleante ministerio de Producción que, según los rumores, pronto podría cambiar de dueño.
Ante estos cuestionamientos, en el sanzismo comenzó a crecer la posibilidad de impulsar a Maximiliano Abad, un dirigente de Mar del Plata que, aunque con escaso recorrido en la política provincial, es muy cercano a Sanz. Para apuntalar esa candidatura, un grupo de intendentes y legisladores se reunió esta semana en San Isidro, ostentando el apoyo de un jefe comunal de peso: Gustavo Posse.
La figura del diputado provincial queda fuera de las críticas que expresa el alfonsinismo y puede ser mostrado como un dirigente de la “renovación” que reclaman algunos intendentes de reciente gestión en la provincia, que comenzaron a reunirse buscando conformar un nuevo polo de poder por fuera de las líneas históricas del partido.
UNIDAD
Aunque por el momento las posiciones de los sectores en pugna parecen distantes, existe entre los dirigentes radicales un consenso para evitar las internas y avanzar hacia un esquema de lista única. Las conversaciones formales comenzarán a fines de agosto cuando se convoque a elecciones –la fecha máxima es el 9 de septiembre- y la meta es llegar antes de noviembre con un acuerdo que permita sortear la elección, al menos a nivel provincial, puesto que en los distritos algunas pujas serán inevitables.
En ese marco, el sanzismo insiste en reclamar para sí la presidencia del Comité y abrir el resto de los cargos ejecutivos –vicepresidente, secretaría y tesorería- a otras líneas internas.
Con todo, las conversaciones más serias comenzarán en agosto, tras el receso invernal, y buscarán ser lo más silenciosas posibles para evitar interferencias en la gestión, algo que preocupa a toda la dirigencia radical sin distinción.
Fuente: Infonoroeste.