Promete efectos adelgazantes de forma casi inmediata y es muy conocida entre quienes sufren trastornos alimenticios y también entre los culturistas, pues facilita el aumento de la musculatura corporal.
A menudo se comercializa como una "solución rápida" para adelgazar.
Miércoles 16 de diciembre de 2015.
Se trata de un polvo amarillo cristalino y es un producto químico industrial que se vende –de forma ilegal y casi siempre a través de internet– en forma de cápsulas, polvo a granel y a veces como crema.
Responde al nombre 2,4-dinitrofenol, aunque es más conocido por sus siglas, DNP y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) "ha causado enfermedades severas y muertes en varios países en los últimos tres años".
Utilizado originariamente para la fabricación de explosivos, tiene efectos secundarios altamente peligrosos y puede llegar a matar.
Un químico venenoso
Su uso como medicamento adelgazante no es nuevo: en la década de 1930 se descubrió que aumentaba la tasa metabólica y que permitía perder peso.
La lucha contra la gordura a lo largo de la historia
Pero el alto número de efectos adversos y muertes hizo que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) lo prohibiera en 1938 y lo catalogara como una "sustancia extremadamente peligrosa y no apta para el consumo humano".
Sin embargo, su uso parece estar de nuevo en auge, especialmente gracias a la facilidad de la venta por internet, en donde se distribuye como una sustancia "quemagrasas".
Efectivamente, según un estudio del departamento de Medicina de Emergencia del Whittington Hospital de Londres, publicado en 2011 por el Journal of Medical Toxicology, durante las décadas de 1960 hasta el final del siglo XX no se registraron muertes por DNP.
Pero los investigadores observaron un resurgimiento de casos fatales en la primera década de este siglo: 12 muertes entre 2001 y 2010, que reflejaban "el aumento de la disponibilidad del DNP en internet, comercializado particularmente para el uso de fisicoculturistas".
Y en lo que va de 2015, sólo en Reino Unido, ha habido un aumento de casos de intoxicación, con un total de 30 casos, de los cuales 5 acabaron falleciendo, según los datos del último informe del National Poisons Information Service (NPIS).