Tras una campaña de volúmenes productivos récords y escasos o nulos márgenes de rentabilidad, la puja de intereses entre propietarios y arrendatarios se puso al rojo vivo.
Jueves 18 de Junio de 2015.
El inicio de la nueva campaña 2015/2016 viene ofreciendo algunas particularidades en cuanto a la situación que se plantea entre propietarios y arrendatarios, llegado el momento de convenir las condiciones de contratación. La puja de intereses propia de una situación de bajísimo retorno como la que se registró en la última campaña hace que, inevitablemente, surjan conflictos.
Ese muy bajo o nulo nivel de retorno, se produjo este año por la combinación de un tipo de cambio extremadamente rezagado y altas tasas de derechos de exportación, pero el dato paradójico es que fue una campaña de producción récord donde los rendimientos, en líneas generales, superaron todas las expectativas. Mucho grano y poca plata.
Según datos del Minagri, la producción será mayor a la del ciclo previo -59 millones de toneladas vs. 53,4 millones según el Minagri, (+10,5%)- pero esa cosecha récord (que algunos estiman ahora superará las 60 millones de toneladas) se ve neutralizada por una importante caída del precio promedio FOB del 20,5%, lo que genera un saldo negativo en el valor bruto de la producción de 3000 millones de dólares.
Con este escenario, las decisiones son muy diferentes según cada situación y cada zona o región –la distancia de la explotación a los puertos pasó a ser una variable relevante por el aumento del costo de fletes- y se da el caso de propietarios que volverán a ocuparse de la producción; otros que aceptarían abandonar el convencional sistema de arrendamiento por la aparcería y los más complicados financieramente, que deben aceptar condiciones donde el riesgo se comparte.
Los arrendatarios, mientras tanto, siguen con la actividad, pese al oscuro presente, esperanzados en un sustancial cambio de política económica que quite castigos a la comercialización al momento de la cosecha.
Un rompecabezas para armar con cuidado
En la búsqueda de poder brindar un panorama actualizado sobre la situación que se vive actualmente, en este mundo tan amplio, tan variable, donde nada puede ser tomado como regla general -nunca lo fue y mucho menos este año- Nuevo ABC Rural consultó al reconocido analista agropecuario Carlos Marín Moreno, quien de entrada resaltó que
muchos arrendatarios que sembraron maíz en la campaña 2014/15 perdieron 200 dólares por hectárea cuando terminaron de pagar los alquileres, los insumos y los fletes, pese a obtener rindes superiores a 100 quintales por hectárea. Que aquellos que sembraron soja, perdieron de 100 a 150 dólares según fecha de siembra y momento de venta y que, a su vez, los precios a término de los granos para 2016 indican que la agricultura en campos de terceros seguirá dando malos resultados con rindes medios. “Una combinación preocupante”, dice Marín Moreno.
- ¿Qué debería pasar para que ajusten las cuentas?
- Una de las variables podría ser el valor de los alquileres agrícolas, que debería caer 25-30 % en quintales por hectárea, algo muy difícil de aceptar por los propietarios, que también sufrieron el efecto del derrumbe del precio internacional de los granos. Este cálculo teórico no se va a cumplir en todos los casos. Todavía hay muchos alquileres sin cerrar, pero se pueden vislumbrar algunas tendencias. Veamos. Lo primero es que los propietarios tendrán menos poder de negociación ante potenciales arrendatarios por la retirada de muchos de ellos. No obstante, en los campos muy buenos, los que tienen “garantía” de rendimientos altos, es sabido que habrá quitas menores que el promedio. Por ejemplo, se puede pasar de 18 a 16 quintales de soja por hectárea para un muy buen campo maicero de la zona núcleo, en un año que vuelve a prometer altos rendimientos de los cultivos de verano por la ocurrencia de El Niño.
En el resto es donde hay más interrogantes. Es de esperar que se abandone una proporción de campos de potencial medio-bajo y bajo. Los dueños de esos predios deberán estar dispuestos a escuchar ofertas que incluyan un adelanto y luego un porcentaje o una “tablita” que aumente el ingreso del propietario según el resultado por obtener. En algunos casos habrá que pensar en volver a planteos ganaderos. Otros que deberán prepararse para recibir opciones distintas que el contado adelantado tradicional, son los dueños de campos alejados de industrias y puertos.