Miércoles 27 de Mayo de 2015
La soja se ha ido convirtiendo en los últimos años en el principal cultivo de producción en el país, llegando en esta campaña, la 2014/15, a más de 20 millones de hectáreas sembradas con la oleaginosa, con una producción récord de 59 a 60 millones de toneladas según diferentes estimaciones.
Pero más allá de los datos de esta supercosecha, los márgenes de rentabilidad para los productores no son los deseados por la baja en el precio del cultivo.
Así, en este contexto, diferentes actores del complejo oleaginoso dieron su visión sobre los obscáculos y los desafíos que debe afrontar el cultivo, en un seminario de la Facultad de Agronomía de Buenos Aires que se desarrolló recientemente.
En primer lugar, Rodolfo Rossi, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA), destacó este aumento de la presencia del cultivo por sobre otros en la rotación, y admitió que al ocupar un área muy grande no es muy sustentable.
Asimismo, la producción no aumentó solo por mayor superficie, sino también por los mejores rendimientos. Esto se logró en un 65% por el desarrollo genético y la biotecnología, y también por mejoras en las prácticas agronómicas y por la interacción entre ambas.
En este sentido, destacó que el mejoramiento genético es una de las herramientas para lograr mayores producciones que satisfagan las mayores demandas de las próximas décadas. Al respecto, señaló que actualmente se define a la genética como un conjunto de principios científicos, que abarcan una gran cantidad de tecnologías, que la hacen mucho más compleja y cara, y de la cual como país no podemos prescindir.
Sin embargo, el especialista hizo hincapié en que el país carga con la pesada mochila de que no se respeta la propiedad intelectual, al no estar la legislación actualizada. “Estamos ante el gran peligro de que el trabajo que se ha hecho no pueda continuar”, advirtió el experto.
Por otro lado, Rossi hizo un parentesis y habló sobre las propiedades de la soja. La gran diferencia de la oleaginosa con el resto de los cultivos, aseguró, es que tiene 40% de proteína y 20% de aceite. “Es protagonista de un gran cambio en la producción y consumo a nivel mundial”, destacó Rossi.
Luego precisó que además de su alto contenido de proteína, su mérito es que también puede consumirse en estado natural. Un 7% de la producción, según indicó, se consume como pan, café, milanesas y otros alimentos de soja.
“El crecimiento del mercado de productos de soja es exponencial. Hay una gran cantidad de industrias y procesos tecnológicos que están detrás de los usos comestibles de soja impulsados por China, Estados Unidos y Europa”, relató. En el país norteamericano, por ejemplo, en 1999, representaba 2.000 millones de dólares y actualmente llega a 10.000 millones.
Además de los múltiples usos comestibles, el presidente de la cadena sojera subrayó que la oleaginosa tiene más de 1.500 usos industriales, que abarcan desde el biodiesel hasta la lecitina, que es uno de los mayores componentes de la cadena alimenticia en la elaboración de muchos alimentos.
Por otro lado, el especialista agregó que hay otros nuevos usos que se le dan en la industria oleoquímica, a través del uso de lubricantes formulados a base de aceite de soja.
Aquí el beneficio no es solo ambiental, sino que también se da en cuanto a propiedades que el aceite de soja tiene para el mejor funcionamiento de ciertas máquinas.
La soja es el principal cultivo del país, tiene futuro para seguir creciendo en productividad y además, hay tecnología e inversión para agregarle más valor al poroto, pero sembrar solo el monocultivo no es sustentable para el sistema.