Martes 19 de Mayo de 2015
Tener un hijo a temprana edad conlleva altos riesgos sanitarios y sociales. Según las estadísticas, el 15% de los nacimientos del país, son de mamás adolescentes
En la Provincia de Santa Fe, hace pocos días, una adolescente fue asesinada por su novio porque habría estado embarazada. La conmoción que produce este acto de violencia de género se potencia porque se combina con la maternidad adolescente. “El embarazo a temprana edad es propio de la práctica sexual sin educación ni información apropiadas sobre cómo disfrutar el sexo de manera plena y responsable, recurriendo a medidas de seguridad para evitar una concepción no deseada”, explica la psicóloga Ana María Tress, especialista en violencia familiar y adolescentes.
Tener un hijo a temprana edad conlleva altos riesgos sanitarios y sociales. Al poner trabas a las posibilidades de progreso individual de las madres aumenta las probabilidades de la dependencia del asistencialismo estatal y del sostenimiento económico del varón. “Prevenir la maternidad temprana es una manera de promover oportunidades de desarrollo personal entre las mujeres pobres y, por esa vía, combatir la violencia de género”, se explayó Tress.
¿Cuán frecuente es en Argentina?
En el año 2001, se registraron 100.082 nacimientos de madres menores de 20 años de edad, lo que implica un 14,6% del total de nacimientos del país. En el año 2010 ascendieron a 117.591 representando el 15,6% del total y en el año 2013, los nacimientos fueron 117.386 lo que sigue representando el 15,6% del total de nacimiento del país.
Estos datos oficiales muestran que la proporción de la maternidad adolescente se ha incrementado en la Argentina en la primera década del siglo y se mantiene en el mismo nivel desde el año 2010 hasta la actualidad. Describen que más de 100 mil adolescentes sean madres todos los años, lleva a que prácticamente 1 de cada 6 nacimientos corresponda a una joven de menos de 20 años de edad.
Por esto, desde el punto de vista sanitario, se recomienda enfáticamente realizar campañas de educación sexual. Sin embargo, la Licenciada Ana María Trees, entiende que “más contundentes aún son las evidencias sobre su impacto negativo desde el punto de vista social. Casi la totalidad de la maternidad adolescente se produce en hogares de bajos ingresos. El nacimiento de un hijo en estas condiciones hace que más de la mitad de las madres abandonen la escuela y tres cuartos de ellas no termine la secundaria. Esto, además de operar como una pesada carga para el niño que deberá enfrentar los desafíos de la vida en condiciones familiares adversas, incide negativamente sobre las posibilidades de progreso laboral y autonomía económica de la madre. Es decir, se crean condiciones para la dependencia y el sometimiento de las mujeres”.
Fuente: Diario Hoy