Jueves 13 de octubre de 2016.
El 12 de Octubre de 1916 a los 64 años, el político emblemático de las luchas cívicas del radicalismo, asumía la Presidencia de la Nación; su juramento al cargo, para el que fuera elegido, por la Ley que tanto habían luchado Alem, Del Valle, Barrotaveña, Alvear, Él mismo y miles de radicales mas; se lleva a cabo protocolarmente en todo sentido; no se aparta del ritual ni por las palabras ni por el atuendo, aunque impresiona su porte solemne y distinguido al par que noble y bondadoso. Concluido el acto se dirige a la Casa de Gobierno, el pueblo que lo apoya invade las calles, nunca se había visto un entusiasmo igual en Buenos Aires, la multitud enloquecida responde al saludo de su líder, de pronto un grupo de entusiastas desengancha los caballos, comienza a llevarlo, todos quieren tener la gloria de tirar del carruaje, ¡Viva Hipólito Yrigoyen!
Llegó al poder por la UCR, el primer partido popular de la historia argentina, el primero que encarnó el desafío de construir un país para todos, el que proclamó una verdadera cruzada ético-política. El radicalismo que tiene el orgullo de haber recorrido gran parte de tres siglos de historia argentina, de haber inaugurado el primer ciclo de democracia, después de más de veinte años de lucha y haber logrado la reforma política más importante del siglo XX. Así como ser el protagonista de la recuperación democrática de la mano de Alfonsín.
"Mi programa es la Constitución", decía Don Hipólito. Hoy, enfrentamos un nuevo periodo de cambio político, un cambio que nos obliga a dejar atrás la confrontación, el atropello, la falta de respeto por las instituciones de la Republica y el desapego a la Constitución. En estos días vimos como quienes se enriquecieron hasta lo inimaginable ejerciendo el poder y menospreciaron las instituciones tributan homenajes y honran su figura. No son más que actitudes miserables.
La UCR enfrenta el desafío de hacerse cargo del legado de Yrigoyen desde Cambio Radical lo estamos haciendo convencidos que bajo el respeto a la ley, a las instituciones, al partido y su carta orgánica es la única manera de seguir construyendo el radicalismo que 9 de Julio merece, un partido transparente, honesto en su pensamiento, horizontal, confiable, heterogéneo, abierto y con sensibilidad social, trabajando para el futuro y con el desafío de encontrar soluciones nuevas a viejos problemas y buscando la forma de resolver los nuevos inconvenientes que enfrenta la sociedad.
Echemos la vista atrás y horremos a este hombre que supo encarar con austeridad y honestidad su administración e iniciar una nueva etapa en historia argentina. Es necesario que el pueblo siga tirando del carruaje que transporta ideales, ejemplos y dirigentes honrados.
CAMBIO RADICAL – Lista 11 – UCR
