25 abril 2024

UNA VERGÜENZA MAS DE ABSA, Y VAN...

18379533_1513917078661213_1408848324_o

Martes 9 de mayo de 2017.

Más allá de las constantes críticas que la empresa Aguas Bonaerenses Sociedad Anónima (ABSA) recibe de parte de los usuarios del servicio de agua de red en nuestra ciudad -como así también en la gran mayoría en las que presta servicio- por la calidad del vital elemento suministrado, la falta de respuestas ante situaciones como pérdidas y roturas y por la falta de inversiones en cuestiones tales como las obras de red cloacal; como se ha dicho ya en otras oportunidades en este mismo medio, se suma también una pésima atención al cliente.

Los números de reclamos, consultas o sugerencias se convierten en una verdadera odisea y bajo ningún punto de vista cumplen con los objetivos para los cuales deberían haber sido creados; pero como si eso fuera poco, la frutilla que colma el vaso de un agua que no se puede tomar (aunque algunos digan lo contrario) es el costo sideral del servicio, y la facturación que llega a nuestros domicilios tarde, mal o nunca.

Ya se había hablado en "La Trocha Digital" del ardid de la empresa en no enviar las facturas en tiempo y forma (logrando que uno no se percate de ello, ahorrándose los costos de envío y logrando que corran los intereses para generar una entrada de dinero extra nada despreciable, aunque no para invertir en un mejor servicio).

Como si no fuera suficiente, sucede que cuando a los usuarios les llegan facturas vencidas de hace un mes o dos, o bien el aviso de deuda en la facturación del mes vigente, y uno se acerca a las oficinas de la empresa a solicitar una nueva factura, se encuentra con otra sorpresita más que desagradable.

Desde hace una semana a la fecha se observa en la puerta de ingreso un cartel que indica "no hay sistema", ante lo cual uno rezonga pero puede imaginar que es un problema ajeno a la empresa y que depende de las pésimas redes de Internet con que se cuenta; aunque sin embargo, no es así.

Realizada la consulta ante el personal administrativo, que para colmo de males no es todo lo amable que debería, se les informa a los vecinos que el "no hay sistema" debe leerse como un "no hay impresora, porque está rota".

"No vienen a arreglarla, no sabemos para cuando estará" se comunica a los usuarios.

Mientras tanto, claro, los intereses siguen corriendo; y el tiempo que uno pierde por cuestiones ajenas a su responsabilidad también...

Quizás, después de todo es una cuestión de coherencia, ¿no?, porque el agua de las pérdidas también sigue corriendo mientras uno, al doblar la factura y guardarla para una oportunidad mejor, alcanza a leer "evitemos el derroche".

¿Hasta cuando este tipo de servicios deplorables, faltos de respuestas y de pésima calidad?