En las indagatorias del perfil en redes sociales de este hombre, se encontraron con que es un padre desesperado, un peleador de taekwondo argentino, galardonado, pero desconocido.
"Trabajo 17 horas por día, de lunes a lunes, no tengo alternativa", sus ingresos son de "14.000 pesos mensuales (800 dólares)", es el único ingreso y alcanza para sobrevivir el día a día.
Este año, Maximiliano fue ganador de dos medallas de oro representando a la Argentina y la de plata a nivel nacional; sin embargo, el taekwondo no le da para vivir. El trabajo y las obligaciones familiares le dejan muy poco tiempo para entrenar, que es muy bien aprovechado.
Lo mejor para sus hijos
"No fumo, no tomo, salgo a correr y me alimento bien", informa Maximiliano a modo de comercial ofreciendo un producto. El deportista continúa con la oferta aún y cuando en Argentina está prohibida la comercialización de órganos, aspecto que parece desconocer el hombre desesperado.
Araceli es su inspiración para continuar con lo que parece una locura. "Si ella es feliz, yo soy feliz. El sueño de su hija es su fiesta de 15 años. “Pensé en vender el coche, trabajé lo más que pude, jugué a la lotería, pero ves que igual no llegás para una buena fiesta.”
"Cuando pase el tiempo y ella diga que no tuvo sus 15 como todas, me mataría. Quizás sea una pavada, pero como papá quiero lo mejor", dice el medallista.
"Si salva una vida y puede darle el festejo a mi hija, es un negocio redondo".
"Desde los 11 años que me dice, 'papá, mi sueño es tener los 15, sino vamos a Disney'. ¿De dónde saco plata para ir a Disney? Le tocó un papá que es laburador y lo único que puedo hacer es esto, porque yo no voy a ir a robar, prefiero vender un órgano".
Al momento de la entrevista con una conocida agencia, el padre aún no tenía ofertas sobre su riñón, en la desesperación y la clandestinidad, ¿logrará Maximiliano su objetivo?.