18 abril 2024

LAS "MEZCLAS" DE LOS 15, UNA MODA PELIGROSA

 

Sábado 18 de agosto de 2018.

Los tiempos cambian, y con él las costumbres, algunas para bien; otras, no tanto.

En este contexto, los cumpleaños de 15 no han sido la excepción. Ha quedado de lado, por razones ligadas a los usos y costumbres -pero también económicas- "la fiesta", como tradicionalmente se la denominaba; y todo se ha visto reducido, en la mayoría de los casos, a la ahora denominada "mezcla".

Este debe ser entendido como una suerte de "intervención" de la vía pública, en el sentido más amplio de la expresión, ya que la cumpleañera y su grupo de amigos ocupan toda la calle, sin importar riesgos y peligros, los que, por otra parte, no son menores.

Más allá de lo pintoresco de la situación, las alegres "decoraciones" del pavimento, los pasacalles y la energía que transmiten los chicos; hay situaciones que deberían revisarse.

La ocupación de la vía pública ya es un riesgo en sí mismo.Los jóvenes no miden consecuencias de cortar -literalmente- el tránsito, a veces a pocos metros de las esquinas, lo que no entrega capacidad de reacción a los automovilistas; otras veces en las esquinas; en avenidas con ramblas, donde no queda lugar para el paso; y hasta en el radio céntrico; dependiendo claro, exclusivamente, del domicilio de la agasajada.

Esta situación resulta tan peligrosa como invasiva, y más aún en estos tiempos de tránsito caótico y conductores siempre apurados en los que vivimos; pero ello no es todo, ya que además hay otras cuestiones que también ponen en riesgo la salud de quienes participan de estos festejos.

En primera instancia, quien cumple años, suele recibir "baldazos" de todo tipo de producto especialmente preparado para la ocasión -desde mezclas de pinturas hasta alimentos en en estado de putrefacción-, y posteriormente quienes agasajan a la quinceañera, que corren portando estos baldes, olvidando que están sobre la calle.

Quizás resulte antipático, pero bien vale recordar que esta práctica ha arrojado todo tipo de consecuencias sobre la salud de las adolescentes quinceañeras, y hasta casos fatales.

Todo ello merece, de una buena vez, la atención de las autoridades y sobre todo de quienes tienen la potestad de legislar sobre este tipo de cuestiones; en el caso de nuestra ciudad, por caso, los concejales.

Sería sano para todos hallar la manera de que estos festejos sean más seguros y representen menos riesgos, tanto para quienes festejan adueñándose de la calle, como para quienes transitan por ella; ya que si bien no es espíritu de este llamado ala reflexión coartar la diversión de nadie, si vale la pena instar a que todo momento grato no termine en tragedia.

Como apéndice, y con una implicancia menor, aunque no por ello menos importante, también debería contemplarse alguna suerte de anexo en una legislación sobre el particular en lo que hace a los niveles de sonido utilizados durante los festejos y los horarios, de manera que la celebración de algunos no se convierta en trastorno para otros.

En una sociedad agresiva, como en la que lamentablemente estamos inmersos, quizá estén quienes malinterpreten el llamado a conciencia de la nota de manera errónea, lo que a esta altura de las circunstancias sería, de todas maneras, un mal mucho menor que deseamos asumir; ya que es muy preferible al que constituiría tener que reflejar en este mismo espacio una situación lamentable por algo que todos vemos casi diariamente, de los que muchos se quejan, y sobre lo cual nadie toma medidas.